José Luis Escañuela se ha convertido, como presidente de la Federación Española de Tenis, en el primer sevillano y primer andaluz que conquista la Copa Davis en el año en que el organismo que encabeza celebra su centenario.
Sólo lleva nueve meses al frente de la RFET y ya ha ganado la Ensaladera de plata. "Siento una alegría enorme, y creo desde la humildad que es el resultado del buen trabajo que hemos hecho, y de un grupo de jugadores excepcionales", manifestaba en la puerta del vestuario español, donde tenía un recuerdo muy personal en esos momentos. "Yo empecé a jugar al tenis por mi madre. Ella pensaba que me vendría bien para las relaciones personales. También se lo quiero dedicar a mis dos hijos y a una persona muy especial que ha estado cerca de mí en los malos momentos, que los ha habido, y espero que siga estando conmigo ahora".
No desaprovechó la ocasión de compartir esta victoria con Sevilla y Andalucía, esperando que esta Ensaladera también contribuya a su progreso. "Lo verdaderamente importante ocurrirá cuando un jugador andaluz, una bandera andaluza, gane la Copa Davis. Ese día yo seré incluso más feliz que hoy". "Sin duda esto ayudará dentro de un tenis andaluz que ha progresado de forma espectacular en los últimos años". "Siempre lo digo, un triunfo así de un sevillano debe servir para demostrar que podemos hacer grandes cosas. Sevilla siempre va en mi corazón, y más en un día como hoy".
Desveló su excelente relación con los jugadores. "No es que sea mi primera Ensaladera, es la cuarta de los jugadores del equipo español, yo estoy detrás, ayudando, y me han hecho un gran regalo. Hay que ensalzar el trabajo del capitán Albert Costa, porque en Murcia ya estuvieron todos los jugadores, incluso los lesionados, y en esta final igual. Nunca se había vivido un ambiente tan bueno y por ello Fernando Verdasco ha saltado hoy a la pista pese a la lesión que arrastra. Ha tenido mucho mérito. Otros no lo hubieran hecho, y quiero agradecérselo", reconociendo además la especial relación que le une con David Ferrer y Juan Carlos Ferrero, el jugador reserva al que el Palau coreó con el recuerdo imborrable de su protagonismo en la conquista de la Ensaladera en 2000 en este mismo escenario.
