Escribano está preparado para la guerra y vuelve a la palestra cinco meses exactos después del gravísimo percance que estuvo a punto de borrarle del mapa. Repuesto el hombre, había que recuperar al torero, que se ha sometido a un duro proceso de rehabilitación para retomar la forma y dejar atrás todas las secuelas de la tarde negra de Sotillo de la Adrada que cortó en seco una temporada ilusionante. El matador de Gerena se había vuelto a subir al tren de su vida a lomos de aquella gran corrida de Miura que dió la vuelta a la última Feria de Abril.
Pero el clarín vuelve a sonar en la feria de Valdemorillo y el torero está dispuesto a volver a enfundarse el traje de luces con la vista clavada en la plaza de Sevilla mientras se sigue gestando una feria en la que brillarán demasiadas ausencias. Manuel está tranquilo, seguro de sus posibilidades y apurando hasta el último segundo los entrenamientos. El pasado jueves recogió el penúltimo premio de la cosecha en la Tertulia El Porvenir y lo hacía después de torear en casa de los Peralta. Era el último toro a puerta cerrada antes de ponerse en la puerta de cuadrillas de Valdemorillo junto a David Mora y Arturo Saldívar para estoquear un encierro de Algarra.
Los plazos de han cumplido y Escribano se encuentra fuerte, preparado para este envite. Después de todo lo que ha pasado, de la gravedad que tuvo el percance, me marqué el objetivo de volver a vestirme de torero y ese momento ya ha llegado, afirma el matador que reconoce sentirse tan feliz como responsabilizado con este nuevo comienzo: Tengo que demostrar al público, al aficionado y a los profesionales que soy el mismo y que aún me puedo superar. Pero también se trata de demostrármelo a mí mismo, precisa el joven diestro destacando que esa prueba personal le ha servido para saber que era capaz de hacerle las mismas cosas al toro.
La cara, el cuajo y las ideas del cuatreño eran la prueba definitiva para saber que estaba listo para volver a la contienda. Me he llevado cuatro meses sin ponerme delante ni de una vaca y sentir de nuevo ese volumen y pasármelo tan cerca era una prueba difícil reconoce el diestro afirmando sentirse feliz y emocionado por esa toma de contacto en la que había que poner a prueba los meses de inactividad.
Pero estos meses de preparación han sido tan intensos como bonitos afirma Manuel al rememorar este tiempo duro y esperanzador que ha convertido cada día en un reto en el que había que ir creciendo mental y físicamente antes de volver a la brecha. Pero ese esfuerzo y sacrificio han dado sus frutos: me siento al cien por cien, muy fuerte y con ganas de volver a la cara del toro con las puntas y la seriedad de la plaza para demostrar que sigo al mismo nivel, explica el torero que delata en su rostro enjuto y en la extrema delgadez el régimen espartano al que se ha sometido en este tiempo, concentrado en su feudo personal de El Esparragal junto a sus hombres de confianza. Mientras tanto, la gestación de la temporada 2014 sigue algo estancada y condicionada. Se da por segura su presencia en la feria de Fallas y se apuesta por un sitio de privilegio en la mayera Feria de Abril de 2014. La feria de Sevilla es otra meta soñada, reconoce el torero apostando por un hueco que reconozca su gran triunfo del pasado año. Creo que debo estar en Sevilla acorde a lo que me he ganado en la plaza. Estoy deseando saber que días estaré anunciado en la Maestranza. Si hay algún sitio en el que estoy deseando volver, ése es Sevilla incluyendo la corrida de Miura. Ahí no tiene dudas ni cavilaciones. Manuel Escribano tiene que estar esa tarde en Sevilla, toreando los toros de Miura, remacha.
