Local

"España ha perdido sus reinos por una dejación absoluta de los malos políticos"

Camino del centenar de libros publicados, el conocido divulgador se adentra, en su nuevo trabajo, en ‘Los reinos olvidados de España'.

el 02 nov 2012 / 22:26 h.

TAGS:

El escritor José María de Mena ha presentado esta semana su nuevo trabajo, Los reinos olvidados de España, en la Librería Beta Impersial.

Si no le suena el nombre de José María de Mena, mire bien en sus estanterías. No hay casa hispalense que se precie sin un ejemplar de su hit Tradiciones y leyendas sevillanas. Este incansable divulgador histórico, a sus 92 años y a punto de escribir sus memorias, acaba de sacar a la luz Los reinos olvidados de España (Plaza & Janes), un singular recorrido por lugares e historias remotas que nadie ha querido contar.

-¿Cuál es el reino más olvidado de todos?

-El de Todmir, sin ninguna duda. Fue desde el 825 hasta el 1031 una provincia de Al-Ándalus, creada tras las reformas impulsadas por Abderramán. El nombre hace referencia a Teodomiro, el duque visigodo que gobernaba estas tierras desde Orihuela hasta Almería, a la llegada de los musulmanes a la Península. Este pactó con ellos la entrega de las principales ciudades del territorio a cambio de que se respetaran las vidas -mención expresa en el tratado a ¡que no se violaran las mujeres!- y propiedades de sus habitantes mediante el pago de un impuesto.

-También tuvimos unas islitas en la Micronesia que a nadie parecieron importarle...

-Son cuatro pequeños archipiélagos de la Micronesia -Guedes, Coroa, Ocea y Pescadores- que, por razones muy curiosas, fueron durante mucho tiempo propiedad española. En 1949 organicé una campaña en recuerdo de estas islas, el Consejo de Ministros se hizo cargo pero como la dictadura de Franco no era reconocida por la ONU poco más se pudo hacer. Luego en 1999 volví a airear el asunto pero nadie, ningún gobierno democrático, las reivindicó nunca. Al final estas islas se inscribieron en la ONU y hoy son un pequeño estado federal de Micronesia. De haberlas conservado hoy nos habrían beneficiado mucho porque son un gran caladero de pesca. En vez de comprar pescado a los árabes podríamos pescar en aguas españolas... ¡en el Pacífico!

-¿Por qué ese olvido?

-España ha perdido sus reinos siempre por una dejación absoluta de los malos políticos. De todos modos no me gusta hablar de los políticos porque yo he tenido muy poco contacto con ellos.

-Habla de seis reinos en su libro. Pero hay quienes defienden que Cataluña es el séptimo reino olvidado y por eso andan metidos en reivindicaciones...

-Eso es un error. Cataluña fue un condado francés que se unió al Reino de Aragón, pero nunca fue reino. Lo que ocurre es que a los catalanes no les interesa que se les recuerde que, en realidad, vienen del Reino de Sobrarbe, igual que les pasa a los navarros.

-¿Entonces la Chanson de Roland es un cuento fantástico?

-¡Es un cuento chino! Una leyenda como tantas otras que algunos historiadores catalanes se empeñan en pasar por auténtica para dar peso a la aspiración del soberanismo.

-Los canarios en cambio fueron los últimos en arrimarse a eso llamado España...

-Sí, lo cuento en mi nuevo libro. Desde 1344 y hasta 1488 las islas estuvieron gobernadas por siete reyes. Finalmente Isabel La Católica se hizo cargo de ellas y los guanches no opusieron resistencia. Pero la historia viene de muy lejos, cuando los romanos llegaron a la Península Ibérica dijeron algo así como: "Prohibido acercarse a las islas". Debía ser algún tipo de superstición. Tiempo después, en 1344, el Papa nombró a un nieto de Alfonso X El Sabio, Alfonso de la Cerda, Príncipe Soberano de las Canarias. Pero no tenía recursos suficientes para catequizarlas y dominarlas.

-¿Que le llevó a engancharse a la historia y a casi rozar ya el centenar de publicaciones?

-Es que yo con siete años ya leía el periódico ¿sabe? Y con esa misma edad conocí a Ortega y Gasset. Con 24 años entré en la tertulia de Amantina Cobo, ¡no ha habido una tertulia igual en toda la historia! Allí me reunía con lo más granado de Sevilla, con Castillo Lastrucci, con... con... lo mejor, ¡lo mejor! Y allí, Amantina me dijo un día: "¿Y ahora que ya es catedrático que va a hacer?" "Pues enseñar a los alumnos", le contesté. "No, no, usted lo que tiene que hacer es publicar libros", me dijo. "¿Y de qué?", le pregunté. "De la historia de Sevilla", me sugirió. Unos meses después le presenté mi librito Historia de Sevilla. Y me fue pidiendo más y, bueno, así continúe, llevo escritos exactamente 43 libros sobre esta ciudad, y muchos otros de más temas. Ya he perdido la cuenta.

-Dicen que fue usted el último hombre que se batió en duelo en Sevilla y que por eso recibió la excomunión...

-¡He sido el último excomulgado público! Fue por una mujer y por culpa de un pretendiente que se metió por medio. Le reté en duelo en las tapias del cementerio de San Fernando. Acudí con una pistola preciosa del siglo XIX. El Cardenal Segura se empeñó en que aquello había que impedirlo y me mandaron a cuatro patrullas de policías -¡una por tapia!-. Lo impidieron y me excomulgaron. Pero como está feo llevarse a mal con la Iglesia, pues en el púlpito de la Catedral me hicieron la ceremonia para que me levantaran la excomunión.

-¿Y que hay de su anécdota con Franco en un ascensor?

-¡Pero me va a dejar sin historias! Estoy escribiendo mis memorias, si Dios me da un poquito más de tiempo. Ahí se lo contaré con detalle.

  • 1