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España se prepara para el peor escenario

Una de las características más llamativas de la crisis económica global que estamos sufriendo es que la mayoría de las predicciones de futuro que han elaborado los expertos financieros han errado. Llega a tal punto la incertidumbre...

el 15 sep 2009 / 21:26 h.

Una de las características más llamativas de la crisis económica global que estamos sufriendo es que la mayoría de las predicciones de futuro que han elaborado los expertos financieros han errado. Llega a tal punto la incertidumbre que incluso algunos diagnósticos no han tardado ni una semana en ser rectificados, con lo que eso conlleva de contracción de los mercados y del consumo. En este último mes hemos asistido a varias modificaciones a la baja que han acrecentado la sensación de desasosiego que ha calado entre tantos españoles. El pasado viernes, el vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes, cambiaba por cuarta vez sus previsiones para 2009 para informar de que España alcanzará los cuatro millones de desempleados, aumentará su déficit público hasta el 5,8% y contraerá su Producto Interior Bruto en un 1,6%. Quien más quien menos se sorprendió por la crudeza de los datos, aunque sólo sea porque Solbes pertenece al mismo equipo de Zapatero, cuya visión de la realidad jamás es tan descorazonadora. Pues bien, tres días después de semejantes vaticinios, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, desbarata estas previsiones de Solbes y lanza otras aún peores. La Unión Europea cree que superaremos con amplitud esos cuatro millones de parados de los que hablaba el Gobierno español (el doble de desempleados, de media, que en el resto del continente) y advierte que la recuperación en España tardará más que en el resto por culpa del ajuste en el sector de la construcción. En estos momentos, lo peor es caer en la desazón. Todos sabían que la situación económica era muy mala, pero la asunción de un panorama tan oscuro no debe llevar a la sociedad española a caer en una espcie de depresión anímica. Todos, y en ese todos se incluye a los bancos, deben contribuir con su esfuerzo y energía a la aceleración de los plazos de la recuperación económica. No hay otro camino.

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