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"Este Gobierno desprecia la educación pública para favorecer la escuela privada"

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Penélope Pedreira y Daniel Martínez Blanco, profesores del IES Néstor Almendros.
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Ni Daniel Martínez Blanco ni Penélope Pedreira tienen vocación alguna de protagonistas. Mucho menos aspiran a erigirse en portavoces del colectivo de profesores de secundaria. Pero ambos, junto a innumerables compañeros, están en lucha. Desde su trinchera particular -el I.E.S Néstor Almendros de Tomares- uno y otro, enrolados en la Asamblea crítica de docentes Marea Verde- sitúan al Gobierno de Mariano Rajoy en el blanco de la diana tras lo que consideran "reiterados e intolerables ataques a la educación pública". Quizás bastantes más colegas suyos, alumnos de otros centros y padres sientan como suyas las reivindicaciones de estos dos maestros en pie de guerra.

-¿Se puede ser profesor y activista social en las aulas?

-Se puede y se debe, estamos en contra de la asepsia en las explicaciones, lo que no implica impartir ideas políticas. No hay que confundir adoctrinar con mostrar los distintos puntos de vista. Además, es fundamental formar espíritu crítico, por eso aplaudimos al alumno que nos lleva la contraria con buenos argumentos. No seremos al 100% neutrales pero sí 100% honestos.

-¿Qué creen que busca el Gobierno con el tijeretazo a la educación pública al margen del obvio ahorro económico?

-A nosotros no se nos transmite nada, sólo nos llegan los recortes. Todo lo que se hace va en contra de la calidad de la educación y esto nos frustra como profesionales apasionados por la enseñanza. Hubiéramos reaccionado mejor si los recortes tuviesen vocación de temporalidad o conllevaran mejoras. Pero no ha sido así. En todo caso lo que sí percibimos claramente es que el Gobierno central está fracturando el sistema de educación pública para señalar como mejor opción la escuela privada. Hay un enorme desprecio hacia lo público.

-Habrá quien crea que su reivindicación es fundamentalmente salarial..

.-Nos cuesta desligar la pérdida de derechos profesionales y educativos. Ahora bien, habría que recordar que los profesores hemos vivido con los sueldos congelados durante todo el boom inmobiliario. Se miente mucho sobre lo que ganamos y se habla sin conocimiento de las vacaciones que disfrutamos. Sólo le diremos una cosa, tenemos asignadas por convenio 37 horas y media de trabajo por semana. Si las cumpliéramos con exactitud, tendríamos a los padres en la puerta gritando que no atendemos correctamente a sus hijos...

-¿Cuáles son esas mentiras que apunta sobre sus periodos vacacionales?

-No hemos nacido con este privilegio, las vacaciones van en el pack, con todo. Y todo lo demás conlleva unas oposiciones de dos a seis años, en ocasiones incluso más tiempo. Luego, en el mejor de los casos, sigue el periplo viajero hasta que con el paso del tiempo consigues ir acercándote a tu domicilio inicial. Todo esto sin ningún tipo de programa de conciliación familiar. Durante años en las mesas de negociaciones salariales los sueldos de los profesores no han sido equiparados a otros funcionarios de categoría y nivel similar con el argumento de las mayores vacaciones. Era una manera de pagar en "especias" con el fin de ahorrar dinero en un grupo muy numeroso.

-¿Cómo creen que será la generación que dentro de unos años salga de sus aulas?

-Con estos ataques a la educación el Gobierno pretende que de las aulas, en un futuro cercano, salga una sociedad más aborregada. Y todavía está por ver que las nuevas generaciones vayan a poder gozar en igualdad de estudios universitarios debido al elevado coste de las tasas y a las cada vez más complejas condiciones económicas que imponen.

-¿Existe algún tipo de unión entre la escuela privada, la pública y la concertada?

-No.Cada una va por un lado diferente. En los centros privados y concertados existe por parte del profesorado un mayor sometimiento a la dirección.

-¿Con quiénes están políticamente?

-No es una cuestión de adhesiones políticas. El primer gran recorte a la educación pública lo hizo el PSOE y, ahora, el PP se está cebando. La Junta de Andalucía dice que intenta frenar la acción destructora del Gobierno central pero no tiene suficientes recursos. El gran problema es que en España la educación se mide en rentabilidad económica en lugar de hacerlo en rentabilidad social.

-La derecha de este país opina que Marea Verde, movimiento al que representan en su centro, es poco menos que una reunión de comunistas...

-Podemos ser tan rojos como cualquier trabajador que reclama que su patrón no destruya las condiciones laborales y el producto del que se siente tan orgulloso. La educación y la sanidad jamás deberían ser pasto de recortes porque así España está acabando con la igualdad de oportunidades y se está ahondando cada vez más en la desigualdad entre las clases, se está, en fin, desempolvando un modelo del país del pasado.

-¿Hasta dónde están dispuestos a llegar en sus reivindicaciones?

-Estaríamos dispuestos a llegar a la huelga indefinida pero entendemos que este debería ser el último recurso porque jamás será nuestra pretensión dañar a los alumnos que son los inocentes rehenes del conflicto.

-En la educación hay muchos sindicatos del gremio. ¿Cómo perciben su acción?

-Ciertamente están los globales, los específicos del sector y los que representan a personal (interinos, funcionarios...). Sinceramente nos falta información para poder juzgarlos. Los profesores percibimos mayoritariamente que, al contrario de lo que sucede en otros sectores, los sindicatos no juegan un papel activo en la educación. Hay una palpable desafección entre nosotros como colectivo y ellos.

-¿Han encontrado adhesión a su discurso en los padres de sus alumnos?

-Hay padres que agradecen este discurso tan claro. Animamos a los alumnos y a sus familias enteras a que mediten que consecuencias tienen estas políticas y decidir cada una qué medidas considera oportunas. En fin, esta es otra paradoja del sistema, con 13 años una niña puede tener una relación sentimental con un señor de 37 años pero con 17 años son los papás los que tienen que recoger las notas y nosotros les aconsejamos que consensúen con sus padres si nos apoyan o no.

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