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Esto (no) es un debate

PSOE y PP vuelven a enredarse en reproches, sin ideas, en el encuentro de Canal Sur. Los partidos desinflan el único debate electoral de ámbito andaluz antes del 20-N.

el 17 nov 2011 / 21:38 h.

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La periodista Mabel Mata conversa con Javier Barrero (PSOE), Rafael Hernando (PP) y José Luis Centella (IU), durante el debate, ayer, en Canal Sur. / el correo

Canal Sur emitió ayer el único debate electoral de ámbito andaluz que se celebrará antes del 20-N. Los partidos rebajaron las expectativas del encuentro eligiendo a rostros poco mediáticos: Javier Barrero, que encabeza la lista del PSOE en Huelva; Rafael Hernando, número uno del PP por Almería y José Luis Centella, candidato de IU por Sevilla. El resultado provoca tal desasosiego interior que, para estar seguro de lo que uno ha visto, hay que volver a revisar el concepto debatir en el diccionario de la RAE: "Altercar, contender, discutir, disputar sobre algo". Quizá no hubo debate ayer en Canal Sur.

Durante los primeros 17 minutos (y cada bloque temático duraba 25), los candidatos ni siquiera se interpelaron, ni se miraron ni parecieron escuchar lo que decía el otro. Cada uno dirigía su discurso a la moderadora, la periodista Mabel Mata. No necesitaban estar físicamente allí, unos frente a otros, habría servido una videoconferencia en la que cada cual lanzara un monólogo desde su casa.

Cuando al fin el debate se descongeló, la dialéctica entre los candidatos fluyó con más ritmo, pero la absoluta desconexión de sus discursos continuó hasta el final. Hernando hablaba del "paro que ha creado Zapatero"; Barrero comparaba a Rajoy con Berlusconi y Centella criticaba la reforma de la Constitución "para contentar a los mercados". Luego Centella se preguntó por el futuro del Guadalquivir; Hernando habló del "trasvase del Ebro" y Barrero defendió la ley del aborto y el matrimonio homosexual.

El diseño del debate fue previamente pactado por los partidos. Estaba tan rígidamente encorsetado -el tiempo, los turnos, los candidatos elegidos, los temas- que costaba salirse del guión. Uno intuye que el debate político real, el que debieron escuchar los ciudadanos, se produjo justo antes, en torno al Plan de Cobertura Informativa aprobado por el Consejo de Administración de la RTVA. Lo único que hubiera podido alterar el esquema inamovible del debate habría sido el interés de alguno de los candidatos por alterarlo, pero no fue el caso. Ocurrió lo mismo con el cara a cara entre Rubalcaba y Rajoy: el candidato socialista intentó romper las reglas pactadas sacudiendo a su oponente con docenas de preguntas, pero el líder popular apenas se inmutó.

Todos los temas se abordaron en superficie, ningún candidato dio continuidad a los argumentos del otro y el debate nunca llegó a crecer del todo. Ocurrió que los candidatos de PSOE y PP agotaron su primer tiempo cruzando reproches, unos de la etapa de Aznar y otros de Zapatero, y así el miembro de IU dispuso de cuatro minutos (la mitad de su espacio) para hablar sin interrupciones. "Pueden seguir discutiendo a ver quién es peor de los dos, así me dejan un monólogo para mis propuestas", dijo. IU, a quien el PP no quería en la mesa, fue un convidado de piedra. Ignorado por los otros dos, Centella aprovechó para introducir parte de su programa: una banca pública, la reforma fiscal, un cambio de la Ley Electoral, una moratoria de seis años para que los parados paguen su hipoteca... Le faltó pulsión mediática -estaba resfriado, hablaba bajo y sin vocalizar-. Pudo haber explotado el vacío que le hacían las dos grandes fuerzas, y dirigirse a la cámara para explicar sus ideas al ciudadano (IU no suele contar con ocho minutos en la tele). Pero se esforzó más por hacerse hueco en el rifirrafe de sus compañeros.

Para los intereses de partido, el PP le ganó la partida al PSOE. Hernando enfocó el debate desde la perspectiva de las autonómicas, con una lluvia de datos andaluces para criticar la política de José Antonio Griñán, a quien cargó con los recortes de Zapatero (congelación de las pensiones, reducción del salario de funcionarios...) "Ustedes han descarrilado la economía española y han convertido el país en la pesadilla europea", dijo. Atacó con el "escándalo de los ERE" y puso en tela de juicio la educación y la sanidad de los socialistas.
Barrero empezó en tono pedagógico, pero rápido entendió que debía endurecerse frente a los envites del PP. Mencionó más a Felipe González que a Zapatero para explicar quién había "asentado el pilar del Estado de Bienestar". No nombró a Griñán en los 75 minutos (sólo una vez a Rubalcaba) y sus dardos enfilaron hacia "los recortes" de las regiones del PP. "Ahora dicen que la dependencia no es viable. Los andaluces vamos a impedir que Rajoy llegue a presidente", zanjó.

El sobreesfuerzo que hizo ayer la televisión pública andaluza para informar más y mejor sobre las opciones políticas que compiten el 20-N fue transformado por los partidos en una plataforma de propaganda. Esto no es un debate, igual que escribió Magritte debajo del lienzo de una pipa: "Esto no es una pipa", es la imagen de una pipa, la apariencia de un debate.

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