ETA reapareció la madrugada del domingo con su quinto atentado desde que rompió la tregua. Esta vez no hubo que lamentar víctimas personales, pero sí cuantiosos daños materiales al estallar, en los juzgados de paz de Sestao (Vizcaya), una bomba que destrozó la puerta y provocó un socavón de dos metros en la entrada.
El artefacto, compuesto por unos tres kilos de explosivo y dotado de temporizador, estalló en la puerta de los juzgados de paz sobre la una de la madrugada, media hora después de que un comunicante llamara a la DYA de Vizcaya en nombre de ETA para anunciar que, en 30 minutos, haría explosión una bomba en ese lugar. La Ertzaintza localizó una bolsa sospechosa en la puerta de los juzgados, situados en un edificio de la céntrica Alameda Las Llanas, y acordonó la zona y desalojó dos establecimientos hosteleros cercanos.
El atentado es la segunda acción contra instalaciones de juzgados llevada a cabo por ETA tras la colocación de dos bombas, una de ellas trampa y que no llegaron explotar, en los juzgados de Getxo (Vizcaya) el pasado 11 de noviembre.
La explosión, escuchada en varios kilómetros a la redonda, hizo saltar las grandes puertas de madera de la entrada a los juzgados y dejó un socavón de dos metros de profundidad a la entrada de las dependencias, según aseguró el consejero vasco de Justicia, Joseba Azkarraga, que visitó los juzgados ayer por la mañana.
Las instalaciones, ubicadas en un edificio que alberga otras oficinas municipales, registraron también la rotura de cristales, ventanas y puertas resultaron desencajadas y también quedó destruido el mostrador de atención al público. Además, la onda expansiva provocó desperfectos en un edificio de viviendas, de cuatro alturas, situado enfrente de los juzgados de paz, en el que, además del portal, se han visto afectadas las ventanas de algunas viviendas y las lunas de comercios situados en los bajos de la casa, como una peluquería, una carnicería y una inmobiliaria.
La explosión provocó una fuerte conmoción en la zona, donde tras la llamada avisando de la bomba se desalojó un frontón cercano. Los vecinos oyeron un fuerte estallido y sintieron "el temblor" de la explosión, como una vecina de la Alameda de Las Llanas, quien explicó que sintió un "temblor terrible" por lo que, de forma inmediata, pensó que se había tratado de "una bomba". Según señaló, tras la explosión todos los vecinos abandonaron sus viviendas y salieron a la calle. "Así no se puede vivir, es que vamos inseguros por la calle", lamentó.
Otra residente en la zona, que sufrió la rotura de dos ventanas y de un cristal del mirador, criticó que los vecinos no fueron avisados por los servicios policiales y de emergencia. "Nadie" les comunicó nada, y "lo menos que podían haber hecho es avisar a los vecinos", expresó.
El atentado provocó la habitual cascada de declaraciones de condena de todos los partidos (salvo ANV) e instituciones. La única nota discordante la puso el PP: su presidente en Vizcaya, Antonio Basagoiti, dijo que ETA "se ríe de la firmeza que dice el Gobierno que mantiene ahora contra los terroristas", mientras que su secretario general nacional, Ángel Acebes, criticó también al Ejecutivo de Zapatero por mantener abierto el diálogo con ETA y no ilegalizar ANV.
Violencia callejera. Al margen del atentado de Sestao, durante la madrugada hubo otros incidentes violentos por todo el País Vasco. En Vitoria un artefacto casero (compuesto por líquido inflamable y un petardo de pirotecnia) provocó daños en un cajero automático, mientras que el batzoki (sede social del PNV) de la localidad vizcaína de Lekeitio sufrió desperfectos al ser atacado con el lanzamiento de ladrillos y pintura contra la fachada. Por último, desconocidos atacaron en Oiartzun (Guipúzcoa) con huevos, harina y mantequilla la puerta del domicilio del concejal de EA de Errentería José María Burgos.
