El madridista Bale logra el segundo tanto ante el Basilea. Foto: EFE. El fútbol llega a unos límites de incomprensión absoluta en un estadio capaz de pitar a su capitán cuando su equipo goleaba por cuatro goles de diferencia. Nadie frenó en su día la campaña de descrédito que sufrió Casillas y ya es tarde para remediarlo. En pleno terremoto el Real Madrid se insufló una dosis de confianza que le hacía falta. El Basilea era rival idóneo para resucitar. Un conjunto que sale a jugar y que deja espacios que fueron bien aprovechados por el ataque blanco. La fase defensiva es capítulo aparte. El equipo de Carlo Ancelotti sigue partiéndose y es lento en el repliegue. Pero en la primera noche europea los goles maquillaron todo. Los necesitaba Benzema, tanto que Cristiano Ronaldo sacó a relucir su cara más solidaria asistiendo hasta en opciones de tiro. Y también lo consiguió James Rodríguez para cerrar su partido más completo. Más información en la edición impresa de El Decano Deportivo.