Cofradías

‘Expiración’ y lirios para el Cristo restaurado

La Oliva de Salteras interpretó esta marcha mientras el crucificado de El Museo, recién restaurado en el IAPH, avanzaba en el interior de la capilla.

el 26 mar 2013 / 01:04 h.

No fue necesario un cabildo de oficiales para tomar la decisión de salir. Minutos antes de la hora fijada para abrir las puertas de la Capilla del Museo, la megafonía llamaba a los hermanos que aguardaban en la calle Cepeda para recoger las insignas y los cirios de los tramos de Virgen. Los de Cristo ya estaban preparados. Los faroles de la puerta, con la cera encendida y los músicos de la centenaria Oliva de Salteras, afinando sus instrumentos ante el azulejo de los titulares de esta hermandad exornado por un centro de flores moradas. Los pequeños monaguillos que otros años abarrotaban el ventanal de la primera planta de la casa hermandad estaban resguardados del frío en su interior. Todo estaba listo para empezar la estación de penitencia, que traía muchas novedades. El Lunes Santo recibe a El Museo. El Lunes Santo recibe a El Museo. / Victoria Hidalgo El Señor de las Penas se adentraba en Alfonso XII cuando, a las 20.45 horas en punto, se abrieron las puertas de esta pequeña capilla. El silencio se apoderó de la plaza. La cruz de guía avanzó con rapidez y los tramos de nazarenos de túnica negra de cola y cínculo blanco pasaron en una exhalación. Alfonso Morillo llamó a sus hombres en el interior. Al toque del martillo siguió un gesto del diputado mayor de gobierno y la banda de la Oliva de Salteras comenzó a interpretar Expiración, una marcha dedicada a este crucificado de Marcos Cabrera que ayer mostraba a Sevilla los frutos de la restauración a la que ha sido sometido en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Es la primera vez que se tocaba esta marcha en este momento. En cuanto el paso estuvo cuadrado frente a la puerta, la música cesó. Los lirios morados en forma de monte recuperaban una estampa que este paso no lucía desde el Santo Entierro Magno de 1992. Superado el dintel de esta estrecha puerta, terminada la Marcha Real y colocados los zancos, el paso se arrió y la cruz empezó a alzase mientras el palio de la Virgen de los Dolores de las Penas se alejaba con los sones de Mater Mea. De nuevo en silencio, el Cristo fue rodeando la plaza y los tramos de nazarenos con capa blanca salían de la capilla con un ritmo más pausado. Caramelos y estampitas para los niños que aguardaban tras las vallas y para los enfermos e impedidos de la hermandad que tienen silla reservada en esta salida. La Virgen de las Aguas, con latiums blancos, iniciaba su procesión con los sones de su marcha.

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