El hispanista sevillano Francisco Márquez Villanueva, catedrático emérito de Literatura en la Universidad de Harvard e Hijo Predilecto de Andalucía en 2004, falleció ayer a los 82 años en Boston, tras más de 50 años ejerciendo la docencia en Estados Unidos después de ser obligado a salir de España y de la Universidad de Sevilla por el tardofranquismo.
La noticia la difundió el colegio del que fue alumno y luego profesor de inglés temporal, el San Francisco de Paula, donde dijo haber aprendido que la enseñanza es un acto de amor, tanto a la materia que se imparte como a la enseñanza en sí y a respetar profundamente al alumno, con honestidad y sinceridad. El pasado noviembre donó al centro parte de su fondo bibliográfico y el colegio le correspondió dando su nombre a la biblioteca y nombrándole patrono de la Fundación Goñi y Rey. Según la dirección, no era extraño que en sus viajes a Sevilla se dejara caer por sorpresa y sin boato por las aulas del San Francisco de Paula.
Y es que Márquez Villanueva se consideraba, sobre todo, un maestro de escuela, aunque ejerciera su magisterio en una de las más prestigiosas universidades del mundo. Hijo precisamente de una maestra, en una entrevista a El Correo en 2009 año en el que fue propuesto para el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades aseguraba que se crió literalmente en un aula y defendía a ultranza los logros del sistema educativo español, tantas veces denostado. Con todas las dificultades y lacras, la escuela que tienen aquí ahora es un cuento de hadas comparado con los años 40. Es un sueño hecho realidad. La enseñanza en EEUU es caótica, pavorosa y muy cara. Comete errores monumentales. Las universidades americanas dedican año y medio a suplir la rémora de la enseñanza media, decía.
El hispanista, experto en la obra de Cervantes y autor de múltiples publicaciones sobre las aportaciones judías y árabes al factor hispano, era doctor en Literatura por la Universidad Hispalense, de la que fue profesor hasta su marcha a Estados Unidos en 1959, inducida por las animadversiones que le acarreó su talante progresista, según señaló ayer el actual rector, Antonio Ramírez de Arellano, que tras lamentar la pérdida del gran hispanista y experto en nuestro Siglo de Oro aseguró que su magisterio sigue vivo entre nosotros.
La Universidad de Sevilla quiso saldar su deuda pendiente con el maestro y con motivo de los actos del V Centenario de la institución, en 2005, le rindió un homenaje publicando en colaboración con el Ayuntamiento la obra Dejar hablar a los textos, que recoge algunos de sus principales pensamientos. Lejos de guardar rencor, Márquez Villanueva asistió gustoso y humilde al homenaje.
Un año antes, la Junta le concedió el título de Hijo Predilecto de Andalucía, junto al poeta Leopoldo de Luis, en el tradicional acto del 28F en el Teatro Maestranza. En su discurso de agradecimiento, arremetió contra la visión rígida y centralista del Estado: España no es, ni ha sido nunca un sillar macizo (...) España no ha sido más que la suma de las Españas, declaró en unos años en que las tensiones nacionalistas y las ideas federalistas aún no habían aflorado del todo y el nacionalismo se vinculaba sobre todo al terrorismo etarra.
El presidente andaluz, José Antonio Griñán, quiso ayer rendir un emocionado homenaje a través de su cuenta en Twitter a Francisco Márquez Villanueva, al que calificó como un hispanista excepcional. También a través de la red social expresaron su pésame el actual alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, con un descanse en paz; y su antecesor, Alfredo Sánchez Monteseirín, con un recuerdo a su querido y admirado amigo Paco Márquez Villanueva. Con él Sevilla sentó cátedra en Harvard y Estados Unidos. Como su admirado Quijote, los libros fueron su vida, y su locura, la enseñanza.
