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Farruquito ya no duerme en prisión

Farruquito no tendrá que volver más a prisión, ni siquiera para dormir, ya que Instituciones Penitenciarias le ha concedido una pulsera electrónica que permite que, tras lograr el tercer grado en marzo, lo que le resta de condena se controle a través del teléfono de su casa.

el 15 sep 2009 / 08:37 h.

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Farruquito no tendrá que volver más a prisión, ni siquiera para dormir, ya que Instituciones Penitenciarias le ha concedido una pulsera electrónica que permite que, tras lograr el tercer grado en marzo, lo que le resta de condena se controle a través del teléfono de su casa.

El sistema, que permite mayor autonomía a los que llegan al final de su condena o tienen penas alternativas al encierro, fue solicitado hace mes y medio, como ya informó este periódico, y su concesión coincide con la vuelta a los escenarios del bailaor, anoche en Mallorca con su espectáculo Puro.

Farruquito era un candidato ideal porque la junta de tratamiento de la prisión sevillana consideraba que el trabajo es su mejor forma de reinsertarse y dejar atrás el delito que cometió, y su buen comportamiento en la cárcel avalaba esta mayor autonomía.

El sistema consiste en un brazalete o una tobillera con un dispositivo electrónico, que a las horas a las que el preso debe estar en su casa se conecta con el teléfono del domicilio. Si el interno no ha llegado, sale durante las ocho horas de sueño o trata de manipularlo, saltan las alarmas, conectadas tanto a la cárcel sevillana como a un centro de transmisiones de Madrid, donde se controlan en tiempo real.

Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito, condenado a tres años de prisión por el atropello mortal de Benjamín Olalla en septiembre de 2003, ingresó en la cárcel de Sevilla el 16 de enero de 2007 y pasó su última noche allí el pasado jueves, según informaron fuentes penitenciarias.

Farruquito disfrutó en libertad del pasado fin de semana como venía ocurriendo desde que Instituciones Penitenciarias le concediera el tercer grado en marzo, y al volver de los dos días de permiso pudo ponerse la pulsera de control para no tener que regresar.

Farruquito se convierte así en uno de los casi 70 internos de Sevilla que usan dispositivos de control telemático, potenciados desde Instituciones Penitenciarias porque facilitan la vuelta a la vida cotidiana de los presos más normalizados.

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