El Ayuntamiento de Morón de la Frontera aprobó en un pleno extraordinario los nombramientos como hijos adoptivos para Diego Amaya Flores Diego del Gastor, a título póstumo, y Valeriano de Miguel , y como hijo predilecto para Felipe Martínez.
El nombramiento de hijo predilecto para Felipe Martínez reconoce los méritos personales y profesionales de este médico y su calidad humana. Nació en la ciudad en 1920 y desde su licenciatura había continuado trabajando en la Facultad de Medicina de Sevilla como profesor e investigador hasta su jubilación forzosa en diciembre de 1986.
Para su distinción, su municipio destaca no sólo su participación en numerosas sociedades científicas, sino que fue fundador o colaboró directamente en la creación de varias de ellas, espacialmente en la Sociedad Española de Patología Digestiva. En el pleno fue definido como una persona "siempre dispuesta a atender a sus pacientes con sus palabras de consejo, de tranquilidad y de apoyo, además de ser un hombre comprometido con su profesión" y de hacer gala "de su condición de moronense".
trayectorias. En cuanto al nombramiento de Valeriano de Miguel, "viene a reconocer los méritos personales y su entrega absoluta a Morón de la Frontera durante todos estos años". Nacido en Cabrejas del Pinar (Soria) en 1923, llegó a este municipio de la Sierra Sur con 22 años para desarrollar su carrera profesional como graduado social, "ayudando a numerosas pequeñas empresas a subsistir y facilitando el acceso a un puesto de trabajo a no pocos vecinos".
Muy implicado con el pueblo, fue concejal desde diciembre de 1957 hasta abril de 1979, un año en cuyos últimos meses fue incluso el alcalde. También fue presidente del Círculo Mercantil y de su currículo en el mundo cofrade sobresale la presidencia del Consejo General de Hermandades y Cofradías, cargo que actualmente sigue ocupando.
Finalmente, de Diego del Gastor, nacido en 1908 en Arriate (Málaga), hay que decir que desarrolló una manera de tocar absolutamente diferente: improvisaba y creaba y cuando acompañaba el cante era capaz de llegar no sólo al público, sino a los propios cantaores. En Morón de la Frontera fue responsable de la creación de su escuela de toque.
