Cultura

Fernando Romero busca la pureza en el infierno jondo

El bailaor sevillano, premio Benois, recibe el homenaje del IAF y actuará en Itálica mañana y pasado

el 20 jul 2011 / 18:50 h.

La actriz Eva Marciel.
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El bailaor sevillano Fernando Romero, flamante premio Benois -uno de los mayores galardones de la danza, considerado el Óscar de esta disciplina- vuelve a casa para presentar su Paseo por el amor y la muerte, una obra inspirada en la Divina Comedia de Dante que cuenta en su elenco con figuras como José Antonio Ruiz, Arcángel y Miguel Ortega , entre otros. El espectáculo estará presente mañana y pasado, 22 y 23 de julio, en el Festival Internacional de Danza de Itálica.

El artista, que ayer recibió el homenaje del Instituto Andaluz de Flamenco (IAF), se mostró feliz por el premio Benois, que concede la Asociación Internacional de la Danza de Moscú, entre otras cosas porque es la primera vez que recae sobre un flamenco. No obstante, señala que "al flamenco no le hacen falta estos reconocimientos, aunque a nivel personal supongan una satisfección muy profunda", explica.

"En cierta medida, ha sido algo histórico que una catedral de la danza se haya abierto a otro tipo de baile, y que haya sido el flamenco el llamado a entrar en el Bolshoi por la puerta grande", prosigue Romero. "Pero la sorpresa ha sido más para ellos que para el flamenco. Es como si se hubieran dado cuenta de que el arte no tiene acento, de que no hay estilos definitivos. Y que pueden superarse esos prejuicios históricos que nosotros hemos olvidado hace mucho, o de los que hemos huido", agrega.

A pesar de la enorme trascendencia del Benois, un premio que han ganado otros españoles como Nacho Duato (2000), Ángel Corella (2000), Lucía Lacarra (2003), Tamara Rojo (2008), José Martínez (2009) y Joaquín de Luz (2010), Fernando Romero asegura que en las actuales condiciones nadie se salva de los efectos de la crisis. "La cosa sigue estando difícil para todos, incluidos los premiados", bromea. "Además, el galardón no tenía dotación económica, pero la alegría vino ya con la noticia de la nominación. Cuando luego vas a Moscú y te enteras además de que el fallo es por unanimidad, el dinero es lo de menos. Ves la lista de los premiados y te llevas las manos a la cabeza. Está llena de gente inalcanzable. Pero ya digo, la repercusión todavía no la he notado", asevera el bailaor.

Sobre la propuesta premiada, Paseo por el amor y la muerte, Romero explica que del filme homónimo de John Huston "sólo hemos tomado el título", y que en cambio se trata de una personalísima y muy jonda lectura de la Divina Comedia de Dante. En concreto, de una de las tres partes en que se divide esta cumbre de las letras italianas, el Infierno. El propio Fernando Romero se mete en la piel de Dante, José Antonio asume el papel de Virgilio, y Arcángel y Miguel Ortega actúan como los respectivos alter ego de ambos.

"Lo que hemos hecho es extrapolar el discurso al flamenco", comenta el bailaor. "Hemos quitado a Sócrates, a Homero, a Hipócrates, y en su lugar hemos introducido a Antonio Mairena, a Manolo Caracol, a La Niña de los Peines. En vez del Cancerbero, aparece Perrate, y sale cantando Bernarda, o toca Diego del Gastor... Nos tropezamos con sus fantasmas, y ellos nos cuentan cómo han llegado hasta allí, por qué han acabado en el infierno. Y la respuesta es por haber cantado bien", sonríe Romero.En la adaptación de Paseo por el amor y la muerte no falta ni la favorita del poeta, aunque presentada con un envoltorio simbólico. "Beatriz es la pureza", afirma Romero.

"La pureza en el flamenco es algo que se hace invisible, porque ya en los años 80 hay gente que dice que se ha acabado. Echas la vista atrás, y en los 70 está Antonio Mairena diciendo lo mismo, y antes de él Caracol... Y te vas mucho más atrás, y el mismo Pepe Pinto te dice que los cantes de antes se han perdido. De modo que Dante no puede sino preguntarse, ¿cuándo se acaba esto?", añade.

Además, el espectáculo "recrea el terror y el miedo que puede sentir un flamenco en ese infierno, con música de John Cage y Takemitsu... Y hay también mucha ironía, sarcasmo, pecados camuflados, como la soberbia, la vanidad y la ira", enumera Romero.

Por último, el sevillano insiste en la necesidad de seguir mirando hacia delante: "Sigo teniendo proyectos en la cabeza. Tal vez lo próximo venga también inspirado en alguna obra literaria, algo más simbólico quizás. Ahora tengo una responsabilidad, pero mi filosofía siempre ha sido no esperar nada, confiar en ti mismo", apostilla.

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