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«Fibes y la Encarnación estaban bloqueados y los dejo resueltos»

Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, el flamante secretario general de Vivienda, Suelo, Arquitectura e Instituto de Cartografía, llega a la Junta con el objetivo de aplicar las políticas que dirigió en Urbanismo

el 15 abr 2010 / 22:21 h.

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–¿Qué bagaje se lleva de sus siete años en el Ayuntamiento?
–La claridad absoluta de que he hecho lo más apasionante que se puede hacer en el ámbito de la política, porque la política local es la más directa, cercana y la más apasionante sin duda.

–¿Y por qué la deja?
–Pues porque cuando uno entra en una organización política tiene que desprenderse de toda ambición personal, formas parte de un equipo y debes tener clarísima una vocación de servicio público en el ámbito de la administración y de lo orgánico. Esto al final es una marea, y en ella a esta modesta y humilde gota de agua que represento en el océano del PSOE le ha tocado ahora realizar otra cosa.

–¿Este puesto colma su ambición política y personal?
–Sí, mi ambición la colma, de hecho ya estaba colmada con lo que venía haciendo. La ambición por medrar no la he tenido nunca y creo que es contraproducente porque se nota mucho, es un error.

–Dentro de esa ambición estaría la de ser alcalde, ¿no?
–No, no he tenido nunca la ambición de ser alcalde, eso lo he dicho por pasiva y por activa.

–¿Me va a decir que no se ha visto ni en sueños?
–Pues no, primero porque conozco bien mi organización y sabía que no era una cuestión de yo querer o no, y segundo porque ser o no el alcalde de Sevilla no es tanto que uno quiera sino que lo vean los demás, o sea, que lo vea la organización, la propia ciudad…

–¿Y es una opción de futuro, por ejemplo en cinco años?
–Como decía Keynes, dentro de cinco o nueve años o muertos o calvos, mi único horizonte temporal es de aquí a los próximos dos años. Una vez que se acabe ese mandato se establecerá un nuevo horizonte… Cuando finalicen estos dos años, cuando veamos los resultados de las elecciones municipales y también el de las autonómicas, tendremos un horizonte nuevo.

–Cree que alguno de los movimientos en la Ejecutiva Provincial han sido contra usted?
–Bueno, eso lo tendrá que decir la Ejecutiva Provincial, no yo, sobre eso no me voy a manifestar.

–¿Pero ha tenido la sensación?
–Insisto: no me manifiesto.

–De su etapa en Urbanismo, ¿con qué proyecto se queda?
–Con el de Regiones Devastadas, porque había 210 familias que durante décadas han estado malviviendo en una situación infrahumana. Si Regiones Devastadas estuviese en el casco histórico ése sería el proyecto estrella.

–Como mínimo se va con dos espinitas clavadas, la Encarnación y Fibes.
–Bueno, clavadas no, las he desclavado. Me las encontré clavadas y están resueltas, los dos proyectos tienen perfectamente definidas su arquitectura financiera y su arquitectura en sí misma. Yo me encontré dos proyectos bloqueados, uno que era imposible de realizar y otro con muchas dificultades, y lo que le dejo a mi sucesor son dos proyectos absolutamente resueltos, que ahora hay que gestionarlos y terminarlos.

–¿Con estos proyectos el Ayuntamiento le ha dado un bocado a una manzana demasiado grande?
–Creo que en su momento mis compañeros que estaban al frente de esta competencia hicieron lo que había que hacer, porque se dispuso una línea de trabajo de creación de gran arquitectura, de vanguardia internacional. Pero esto conlleva complejidad y riesgos, que son consustanciales de una acción política valiente. Hay otro tipo de acción política, que es la que ha practicado el PP, que es la de no hacer nada, porque el que no hace nada no se equivoca. En el caso de la Encarnación se asumieron riesgos y es verdad que llegué a preocuparme, hubo meses en los que pensé que la obra no podría acabarse.

–¿Se arrepiente del pulso que desde la capital se le echó a la Ejecutiva Provincial?
–Es que tampoco he considerado nunca que desde el ámbito municipal le hayamos echado ningún pulso al ámbito provincial. El PSOE es un partido muy plural y hemos manifestado siempre nuestra opinión dentro de los ámbitos internos y cuando hemos debido.

–Pues la ciudadanía bien que ha percibido el distanciamiento.
–Pues mire, mi tesina doctoral ha ido sobre la legitimidad en las organizaciones empresariales, y me ha servido para entender algo que sucede no sólo en Sevilla, sino en muchos sitios donde hay un alcalde con un cierto peso político: hay un choque de legitimidades, la democrática del alcalde y la orgánica del secretario provincial.

–¿Entonces el 'alfredismo' nunca ha existido?
–Efectivamente, el 'alfredismo' nunca ha existido. De todos modos, me remito a la historia: en el PSOE de Sevilla siempre ha habido un sector denominado crítico en relación a quien tenía el poder orgánico y, a pesar de eso, o gracias a eso, hemos sido siempre la provincia con mejores resultados.

–Oiga, ¿y existe el 'celismo'?
–No sé si existe, pero si existe no me gusta.

–Ahora póngale nota al Gobierno municipal.
–Un 8, pero a toda la etapa de Alfredo, porque ha sido de transformación, valiente, de afrontar y resolver temas.

–¿Se ha sido injusto con el alcalde? Su recta final desde luego está siendo muy convulsa.
–Yo soy de los que piensa que casi nunca se va uno de la política de la mejor manera, ni Felipe González, que se fue perdiendo unas elecciones. Es complicado.

–¿Va a ganar Zoido las elecciones, como dicen las encuestas?
–Es verdad que vamos a tener difícil el ser la fuerza más votada, pero hay un margen suficiente, sobre todo temporal, porque un año hasta las elecciones es mucho tiempo. Y además Zoido no será capaz de sacar mayoría absoluta en esta ciudad, es muy difícil. Estoy seguro de que va a seguir gobernando el PSOE, tengo la completa seguridad de que el futuro alcalde será socialista.

–¿Y va a ser Juan Espadas?
–[Sonrisa] Eso no me corresponde a mí, sino al partido.

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