Cultura

Fiesta de la bulería

Diego del Morao se refugia en el compás para pasar la prueba de Santa Clara

el 24 sep 2014 / 11:50 h.

  Diego del Morao es un guitarrista que sonríe, como lo era también su padre, el llorado Moraíto. No sale a escena a oficiar una ceremonia solemne, sino a celebrar la vida. La noche del lunes se presentó en Santa Clara con esa expresión dibujada en el rostro, tan de agradecer, pero también con la tensión de quien debuta en solitario en una plaza como la sevillana, castañosa como pocas. Cabía esperar que saliera airoso, pues se trata de un músico extraordinario, que en su primer disco Orate demuestra poseer todas las marcas de familia –ese pulgar hegemónico, esa jondura, ese compás de otro planeta– además de la frescura de los intérpretes de su generación. Sin embargo, para pasar la prueba vimos a un Diego primero demasiado arropado de palmas, percusión y baile, cuando pulso es lo que le sobra. Y luego, en la elección del repertorio, hizo de la bulería una suerte de refugio atómico donde sentirse a salvo. Tanto, que apenas se permitió a sí mismo desplegar otros palos, de los muchos que ha desarrollado en estos años acompañando a muy notables cantaores. Junto al sello jerezano, la sombra de Paco se proyectaba también, alargadísima. Intentó tomar un poco de aire en la bulería por soleá, amagó también un taranto, que derivó –¿adivinan?– en bulería. Paradójicamente, no fue este palo lo que levantó al público de sus sillas, sino una seguiriya brutal. De sus invitados, destacó el violín siempre delicado de BernardoParrilla, y sobre todo el genio torrencial de DiegoCarrasco, que cada día tiene menos voz y canta mejor. Maloco abusó de la reverb, con lo que nos perdimos mucho de su arte. Nadie echó de menos a Diego el Cigala, descartado antes de la actuación. La sorpresa de Niña Pastori agradó a los fans de la isleña, pero decepcionó a los aficionados, por su obstinado empeño en acancionar las bulerías, cantadas sobre unas letras de lo más naif, ¡con la buena poesía flamenca que circula por ahí! Una pena, porque es obvio que María conoce el cante de verdad. Otra cosa es que quiera hacerlo. «Me estoy quedando sin falsetas», dijo Diego, y no era broma.Las últimas las escanció en –de nuevo– las bulerías en memoria de su padre, ahora sí, puro Jerez sonriente. Escenario: Espacio Santa Clara. Guitarra: Diego del Morao. Segunda guitarra: Pepe del Morao. Violín: Bernardo Parrilla. Percusión: Ané Carrasco. Baile: Gema Moneo. Cante: Fania Zarzana, Maloco. Palmas: Juan Diego Valencia, Juan Márquez. Invitados: Niña Pastori y Diego Carrasco. Entrada: Lleno. Calificación: ***

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