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Francisco en Corea: "El Señor cuenta con vosotros"

El 14 de agosto los relojes se paraban en Corea del Sur, la «tierra de la mañana tranquila» como recordó el Santo Padre ya en su primer discurso ante la presidenta de la república, Park Geun-hye.

el 16 ago 2014 / 23:02 h.

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Pope Francis visit to South Korea En el primer saludo a los miembros del gobierno de la nación, el Papa recordó que «La cultura coreana ha sabido entender muy bien la dignidad y la sabiduría de los ancianos y reconocer su puesto en la sociedad. Nosotros, los católicos, honramos a nuestros mayores que sufrieron el martirio a causa de la fe, porque estuvieron dispuestos a dar su vida por la verdad en que creían y que guiaba sus vidas. (…) Un pueblo grande y sabio no se limita sólo a conservar sus antiguas tradiciones, sino que valora también a sus jóvenes, intentando transmitirles el legado del pasado aplicándolo a los retos del presente. (…) considero particularmente importante en este momento reflexionar sobre la necesidad de transmitir a nuestros jóvenes el don de la paz». Una paz que, como recordó, no consiste simplemente en la ausencia de guerra, sino que es «obra de la justicia (cf. Is 32,17). Y la justicia, como virtud, requiere la disciplina de la paciencia; no se trata de olvidar las injusticias del pasado, sino de superarlas mediante el perdón, la tolerancia y la colaboración». A los obispos: «Custodios de la memoria y de la esperanza» Posteriormente en su encuentro con los obispos coreanos, el Papa Francisco les instó a ser «custodios de la memoria y de la esperanza». En este sentido apremió a los prelados a sacar del testimonio de los mártires «los recursos espirituales para afrontar con altura de miras y determinación las esperanzas, las promesas y los retos del futuro». Asimismo los alertó frente a la tentación de adoptar, en el terreno pastoral «modelos eficaces de gestión, programación y organización tomados del mundo de los negocios, sino también un estilo de vida y una mentalidad guiada más por los criterios mundanos del éxito e incluso del poder, que por los criterios que nos presenta Jesús en el Evangelio». El Papa pidió a los obispos una verdadera cercanía fraterna para con todos, especialmente, subrayó, los sacerdotes y los más pobres con quienes, precisó «esta solicitud debería manifestarse no sólo mediante iniciativas concretas de caridad –que son necesarias– sino también con un trabajo constante de promoción social, ocupacional y educativa». «Rechacen modelos económicos inhumanos» El 15 de agosto, el World Cup Stadium de Daejeon acogía a los más de 50.000 fieles que celebraron, junto al Papa, la Solemnidad de la Asunción de la Virgen, una fiesta que coincidía además en el calendario con la festividad del Día de la Liberación que recuerda el fin de la ocupación japonesa en 1945 y el restablecimiento del gobierno coreano tres años más tarde. Una de las fechas más señaladas en el calendario coreano que el propio Papa recordó en sus palabras. Durante la homilía, Francisco animó a los católicos coreanos a «que combatan la fascinación de un materialismo que ahoga los auténticos valores espirituales y culturales y el espíritu de competición desenfrenada que genera egoísmo y hostilidad. Que rechacen modelos económicos inhumanos, que crean nuevas formas de pobreza y marginan a los trabajadores, así como la cultura de la muerte, que devalúa la imagen de Dios, el Dios de la vida, y atenta contra la dignidad de todo hombre, mujer y niño». Recuerdo para las victimas del Sewol Tras la Misa, durante el rezo del Ángelus, el Papa recordó a las víctimas del naufragio del Sewol, algunos de cuyos familiares se encontraban entre los asistentes, Francisco confió a la Virgen «de modo especial a cuantos han perdido la vida en el naufragio del ferry Sewol, así como a los que todavía hoy sufren las consecuencias de esta gran desgracia nacional (…) que este trágico suceso, que ha unido a los coreanos en el dolor, refuerce también su voluntad de colaborar solidariamente en el bien común». Entre estos familiares, el padre de uno de los fallecidos en el accidente protagonizó uno de los testimonios más impactantes al peregrinar 900 kilómetros con una cruz para ver al Santo Padre. Una vez en el estadio pidió el Bautismo, que recibió el sábado de manos del Papa Francisco en la Nunciatura Apostólica. Tras la Misa de la Asunción el Papa se trasladó al seminario mayor de Daejeon. Donde almorzó con un grupo de 18 jóvenes de diversos países del Asia. Con los jóvenes: ¿Están dispuestos a decir ‘sí’ al Señor? Miles de jóvenes venidos de diferentes naciones asiáticas llenaban el santuario de Solmoe donde el Papa llegó en medio de una festiva atmósfera de cantos, aplausos, banderas y camisetas. Este santuario, construido en el territorio en el que nació el primer sacerdote de Corea y mártir, Andrés Kim Taegon, fue testigo de las diversas preguntas y que varios jóvenes plantearon al Papa en un diálogo público: gratitud por la formación recibida en la escuela, las inseguridades ante la llamada vocacional, o el regreso a la fe tras una vida alejada de Dios fueron algunas de las cuestiones que estos jóvenes compartieron con Francisco y los miles de coetáneos reunidos en Solmoe. A estos jóvenes el Papa les recordó que Dios «les llama a despertar, a estar bien despejados y atentos, a ver las cosas que realmente importan en la vida». Siguiendo con su reflexión acerca del don de la paz y la unidad presentes desde el inicio del viaje, el Pontífice advirtió a los jóvenes del peligro del desánimo cuando «parece como si Dios hubiera sido eliminado de este mundo. Es como si un desierto espiritual se estuviera propagando por todas partes». El Santo Padre les recordó que «éste es el mundo al que ustedes están llamados a ir y dar testimonio del Evangelio de la esperanza, el Evangelio de Jesucristo, y la promesa de su Reino» y por ello «el Señor cuenta con ustedes. Él entró en su corazón el día de su bautismo; les dio su Espíritu en el día de su confirmación; y les fortalece constantemente mediante su presencia en la Eucaristía, de modo que puedan ser sus testigos en el mundo. ¿Están dispuestos a decirle sí? ¿Están listos?». En esta línea, Francisco, planteó tres propuestas para ser testigos auténticos y gozosos del Evangelio. Confiar en la fuerza que Cristo les da, permanecer cerca del Señor con la oración cotidiana y «rodeados de tantas luces contrarias al Evangelio, les pido que sus pensamientos, palabras y acciones, estén guiados por la sabiduría de la palabra de Cristo y el poder de su verdad». Beatificación de los mártires: «La fe llegó a Corea por la búsqueda de la verdad» La Puerta de Gwanghwamun o puertas de la luz, que fuera antaño la entrada del Palacio de Gyeongbokgung, residencia principal de la dinastía Joseon bajo la cual fueron martirizados numerosos cristianos, se convirtió la mañana del sábado en un improvisado templo al aire libre en el que el papa Francisco proclamó beatos a Pablo Yun Ji-chung y 123 compañeros. Durante la homilía, el pontífice recordó cómo «la fe cristiana no llegó a las costas de Corea a través de los misioneros; sino que entró por el corazón y la mente de los propios coreanos. En efecto, fue suscitada por la curiosidad intelectual, por la búsqueda de la verdad religiosa». Una realidad que sirvió al Papa para recordar «la importancia, la dignidad y la belleza de la vocación de los laicos». Asimismo volvió a recordar que, en la vida de estos mártires y primeros cristianos coreanos, el servicio a los más necesitados fue una constante «fue su negativa a separar el doble mandamiento del amor a Dios y amor al prójimo lo que les llevó a una solicitud tan fuerte por las necesidades de los hermanos». Un legado que, como recordó Francisco «puede inspirar a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a trabajar en armonía por una sociedad más justa, libre y reconciliada, contribuyendo así a la paz y a la defensa de los valores auténticamente humanos en este país y en el mundo entero».Descalzo entre los enfermos Tras la ceremonia de beatificación, el Papa se trasladó a Kkottongnae, que significa colina de las flores, fundada en los años 70 por el padre John Woong Jin, de la comunidad de Renovación Carismática Kkottongnae Brother of Jesus. Este singular pueblo que su fundador levantó con el sueño de un mundo en donde «nadie queda afuera», es la estructura católica más grande que hay en Corea. Una verdadera ciudad de caridad, que sirve a los más pobres y desplazados entre los que se hayan drogadictos, enfermos o alcohólicos. El Santo Padre llegó en la Casa de la Esperanza a primera hora de la tarde y entró en ella con los pies descalzos, en señal de respeto. Tras una breve oración en la capilla, visitó a los niños enfermos del hospital con los que conversó, los bendijo y regaló un mosaico que representa el misterio de la Natividad. Tras esta visita, en el trayecto hacia el Training Center Escuela del amor de Kkottongnae, para el encuentro con los miembros de la vida religiosa, el Papa Francisco se detuvo a orar en el Jardín de los niños abortados, un cementerio simbólico formado por docenas de cruces blancas en el que pudo saludar a una representación de los activistas Provida de Corea y un misionero. Aunque por motivos de tiempo, el Papa no pudo rezar, como estaba previsto, las vísperas con los religiosos y religiosas reunidos allí, en su discurso Francisco recordó a los consagrados que «sólo si nuestro testimonio es alegre, atraeremos a los hombres y mujeres a Cristo. Y esta alegría es un don que se nutre de una vida de oración, de la meditación de la Palabra de Dios, de la celebración de los sacramentos y de la vida en comunidad». A ellos animó a renovar y reflexionar sobre sus tres votos de pobreza, castidad y obediencia denunciando «la hipocresía de los hombres y mujeres consagrados que profesan el voto de pobreza y, sin embargo, viven como ricos, daña el alma de los fieles y perjudica a la Iglesia». «La Iglesia tiene necesidad del testimonio creíble de los laicos» Por último, el Papa se reunió el sábado 16 de agosto con los líderes del Apostolado laico, en el Centro de Espiritualidad de Kkottongnae. Con ellos recordó la vitalidad de los laicos coreanos, responsables del inicio del cristianismo en Corea «la Iglesia en Corea, como todos sabemos, ha heredado la fe de generaciones de laicos que perseveraron en el amor a Jesucristo y en la comunión con la Iglesia, a pesar de la escasez de sacerdotes y de la amenaza de graves persecuciones» y afirmó que «este precioso legado sigue vivo en sus obras actuales de fe, de caridad y de servicio. Hoy, como siempre, la Iglesia tiene necesidad del testimonio creíble de los laicos sobre la verdad salvífica del Evangelio, su poder para purificar y trasformar el corazón, y su fecundidad para edificar la familia humana en unidad, justicia y paz». Agradeciendo las numerosas iniciativas de caridad que los laicos coreanos llevan a cabo en una sociedad donde conviven el consumismo incesante y situaciones de pobreza extrema, el Papa señaló que «asistir a los pobres es bueno y necesario, pero no basta. Los animo a multiplicar sus esfuerzos en el ámbito de la promoción humana, de modo que todo hombre y mujer llegue a conocer la alegría que viene de la dignidad de ganar el pan de cada día y de sostener a su propia familia». Una defensa de la familia que Francisco quiso recordar también a los laicos coreanos a los que animó a «ayudar a los esposos cristianos y a las familias a cumplir su misión en la vida de la Iglesia y de la sociedad. La familia sigue siendo la célula básica de la sociedad y la primera escuela» en «una época de crisis de la vida familiar». Última jornada El papa concluirá su viaje mañana lunes con la celebración de una Misa por la paz y la Reconciliación en la Catedral de Myeong-dong de Seúl. Durante el día de hoy el Papa mantendrá un nuevo encuentro con los obispos asiáticos en el Santuario de Haemi, uno de los símbolos de la catolicidad en el país y presidirá la Misa conclusiva de la VI Jornada de la Juventud Asiática en el Castello de Haemi. Recuerdo para Irak y Gaza El papa Francisco ha tenido además un recuerdo constante en este viaje para con las víctimas de los otros conflictos bélicos que actualmente ensombrecen el panorama mundial. En sus conversaciones con los periodistas reconoció su seria preocupación por la violenta situación en la Franja de Gaza y en Irak. Precisamente, a este conflicto dedicaba ayer un tuit en el que animaba a todos «No olvidemos el clamor de los cristianos y de cuantos sufren persecución en Irak».

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