Local

Franz Liszt en Sevilla

La ciudad de Sevilla ejerció siempre una irresistible atracción en la sensibilidad de los viajeros, pintores, grabadores, pioneros de la fotografía y literatos románticos...

el 16 sep 2009 / 03:34 h.

La ciudad de Sevilla ejerció siempre una irresistible atracción en la sensibilidad de los viajeros, pintores, grabadores, pioneros de la fotografía y literatos románticos. El bellísimo libro que publicara hace unos años el profesor Morales Padrón sobre el tema Otra imagen de Sevilla. La visión de los viajeros extranjeros (1500-1850) recoge todos los testimonios que, en forma de grabados, textos, descripciones, dibujos y relatos, estos visitantes nos legaron para la posteridad. Sin embargo, aunque no dejaron testimonio escrito o iconográfico, olvidamos con frecuencia a los grandes músicos románticos que quisieron conocer Sevilla atraídos por la exótica imagen que siempre había proyectado nuestra ciudad en el exterior. Otro día trataremos en estas páginas de la visita de Giuseppe Verdi o del ruso Mijail Glinka.

Hoy nos centramos en la figura del genial pianista y compositor húngaro Franz Liszt (1811-1886), futuro suegro de Richard Wagner, que recorrió España entre octubre de 1844 y abril de 1845. Como ha documentado Robert Stevenson, viajó y dio conciertos en numerosas ciudades de nuestro país además de Lisboa, entrando en contacto con el ambiente musical español de aquella época. Invitado por el Liceo Artístico y Literario de Madrid, Liszt llegó a la capital de España el 22 de octubre de 1844 y ofreció el primer concierto el 29 del mismo mes en el Palacio de Villahermosa, exhibiendo sus portentosas dotes como intérprete del piano en nueve recitales en la Villa y Corte. Y tras abandonar Madrid, el 4 de diciembre de 1844, Liszt ofreció un concierto en Córdoba el 11 de diciembre, pasando después a Sevilla con intención de descansar.

En nuestra capital trabó amistad con Eugenio Gómez, organista de la Catedral, a quien sugirió publicar algunas de sus composiciones, y ofreció un recital antológico en el céntrico Teatro Principal, que se había levantado sobre el espacio que antes había ocupado el templo del recién desamortizado convento agustino de San Acacio, del que aún se conserva su bellísimo claustro barroco, que es el actual patio del Real Círculo de Labradores de la calle Pedro Caravaca. Este Teatro Principal se convertiría después en el popular cine Palacio Central de nuestra infancia. El camerino que ocupó el pianista magiar estaba situado aproximadamente en donde hoy se levanta la tienda de bolsos de la calle Sierpes de ese gran melómano y buen amigo que es Ángel Casal.

La prensa local se hizo eco de la prodigiosa técnica y el deslumbrante virtuosismo del joven y genial compositor, que tenía entonces sólo 33 años. Tras su estancia en Sevilla, viajó a Cádiz, Granada, Gibraltar, Lisboa, Valencia y Barcelona, ciudad esta última de donde partió el 21 de abril para abandonar definitivamente España. El viaje de Liszt a nuestro país y el conocimiento que tuvo del rico folklore musical andaluz dejó sin duda una honda huella en su futura producción pianística. Escuchen su popular Rapsodia española y verán que resulta difícil distinguir lo que es húngaro y lo que es el aporte del "color" andaluz y español.

  • 1