En tiempos de crisis, la igualdad sale ganando. Las políticas sociales son las únicas que suben en fondos, porque son políticas dirigidas a los menos favorecidos entre los cuales las mujeres aún ocupan su sitio.
Si el número de mujeres que cobran pensiones no contributivas triplica al de hombres, son las grandes beneficiadas de que suban un 4%. Cuando ellas son un 95% de los cuidadores de dependientes y, aunque viven seis años más, califican su estado de salud peor que los hombres, dan la bienvenida al incremento de fondos para dependencia y discapacidad. Y si su tasa de ocupación es inversamente proporcional a su número de hijos, acaparan cuatro veces más empleo temporal y ganan 5.824 euros menos al año, queda claro a quién le viene bien que más colegios se apunten al plan de apertura, que se creen más plazas de educación infantil o que se incentive la contratación y el autoempleo femeninos.
Por cuarto año consecutivo, el Proyecto de Ley de Presupuestos de Andalucía viene acompañado de un Informe de evaluación de impacto de género que, por primera vez, será traducido al inglés y al francés para su difusión fuera de nuestras fronteras ante la expectativa generada por esta visión pionera de las cuentas de un territorio.
El presupuesto puntúa cada política según contribuyan en mayor o menor medida a la igualdad y en esta escala, 39 de los 144 programas presupuestados son calificados como G+, algo así como la Q de calidad en materia de políticas igualitarias, y aglutinan el 57,7% del presupuesto para 2010 (18.512,1 millones de euros). Son además los únicos programas que suben, un 2,7%, sus fondos. El resto (desde los que no influyen a las que tienen un impacto bajo o medio) pierden financiación. En unas cuentas especialmente austeras, sólo vale lo que da resultados.
Como novedad, Economía consigna el Fondo G+, una convocatoria de incentivos con una partida de un millón de euros a la que podrán concurrir el resto de consejerías con programas de investigación sobre las diferencias de género en los ámbitos de su competencia, de gestión de recursos humanos con perspectiva de género o de formación y sensibilización de su personal.
Y es que algunos objetivos concretos están a la vuelta de la esquina, como alcanzar la tasa de empleo femenino del 60% marcada en la Cumbre de Lisboa para 2010 o una universidad con un 20% de catedráticas e investigadoras prevista en la estrategia de financiación 2007-2011.
Otros llevan años planteados, como el fin de los techos de cristal. La Junta va por buen camino (Gobernación no llega a la paridad en sus altos cargos e Igualdad se pasa en mujeres), pero no ocurre igual en ayuntamientos, diputaciones, cajas de ahorro, tribunales o medios de comunicación, incluidos los públicos.
