A la derecha, el doctor José Millán, responsable de Gesalus / Íñigo Hidalgo
El consejo de administración del Betis ha adoptado en los últimos días una decisión muy importante relacionada con los servicios médicos de la entidad. Durante los tres últimos años, esa atención ha estado gestionada por Gesalus, que poco a poco fue adquiriendo unas cuotas de poder inéditas en un club de fútbol. La omnipresencia de su responsable, José Millán, que era director del área de salud, ha sido una de las dianas más repetidas para los grupos que criticaban y critican la gestión del actual consejo. Eso ha cambiado. Gesalus pierde bastante poder, no sólo por los recortes sino porque el consejo apuesta de nuevo por otra filosofía. La prueba más patente es que su gran proyecto, Betis Lab, una unidad de prevención de patologías, desaparece como tal. Los resultados no han sido los esperados y su coste era insoportable con el descenso a Segunda.
Gesalus, muy señalada desde que trascendió que era cliente del bufete de José Antonio Bosch, seguirá sin embargo encargándose de otras tareas que ya tenía encomendadas, como la asistencia psicológica o la nutrición, pero el trabajo médico, tanto en el primer equipo como en la cantera, vuelve a ser planificado por los servicios del club, encabezados por el doctor Tomás Calero.
El cambio de estatus será visible en otros hechos. Por ejemplo, los reconocimientos médicos de la plantilla, previstos para el 14 y el 15 de este mes, se realizarán en la nueva ciudad deportiva y no en la clínica Infanta Luisa, donde en cambio sí acudirán los fichajes. Además, el Betis está a punto de firmar varios convenios con distintas sociedades médicas para tratar de mejorar la asistencia a los jugadores.
