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¡Gordo, voy a por ti!

"Se ha puesto de moda este año pedir un décimo con la fecha en que a uno lo han echado del trabajo", espeluznante relato de Jorge Arias, el dueño de El Gato Negro, que no es una tienda de animales sino de animaladas, en el mejor sentido: todas las que se pueden hacer con los tres millones de euros del Gordo de Navidad.

el 15 sep 2009 / 18:43 h.

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"Se ha puesto de moda este año pedir un décimo con la fecha en que a uno lo han echado del trabajo", espeluznante relato de Jorge Arias, el dueño de El Gato Negro, que no es una tienda de animales sino de animaladas, en el mejor sentido: todas las que se pueden hacer con los tres millones de euros del Gordo de Navidad. Aviso para monotemáticos: ya se le han terminado a este simpático señor los décimos del número más buscado para el acontecimiento: el 20808, fecha de la catástrofe del avión de Spanair.

Pero que no se alarmen los supersticiosos, que todavía tienen a su alcance docenas de combinaciones mágicas (ésas que se persiguen con ahínco y luego nunca tocan) en las administraciones de lotería tanto de la capital como de la provincia. El dueño de El Gato Negro, por no ir más lejos, juega siempre al 13026, su combinación mágica, porque es el número de su establecimiento seguido del doble. "En Sevilla, la lotería del Niño toca más que la de Navidad", dice Arias, a modo de contrapublicidad. Aun así, aquello está lleno de devotos del pelotazo de su vida pidiendo décimos navideños que acaben en 13 y en 69, los dos grandes líderes naturales del mundo de la loterología. En la administración 1 de Pruna venden el 69013, una interesantísima combinación de ambos susceptible de aplacar la sed de esoterismo del más pintado.

Los necesitados de capicúas los tienen por todas partes. En el citado despacho de la Avenida de la Constitución, sin ir más lejos, se ofrece el 22122, que además suma 9, el número que representa la independencia de criterio. ¿Habrá mayor independencia de criterio que la que reportan tres millones de euros ganados de golpe? Pues sí, pero eso sería objeto ya de otro reportaje.

Nadie sabe qué pautas sigue el destino para acariciarle el lomo a un número y hacerlo ganador. La gente, en un vano acercamiento a las leyes inexistentes del azar, intenta encontrarlos en fechas de cataclismos y de grandes acontecimientos generales o de sus propias vidas, despreciando otros aparentemente más tontos. ¿Quién compraría un décimo que representara el día en que España dio protección legal a la nutria (06381), habiendo fechas de huracanes y campeonatos ganados? Pues el 06381 fue el Gordo del año pasado. Nadie se ríe de la suerte ni sabe cómo domarla, aunque el empeño siga siendo muy, muy adictivo.

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