Local

Guerra fría en la última frontera

el 21 oct 2010 / 17:14 h.

TAGS:

El control del espacio y la energía, ese reto final y una oportunidad para la paz pero, claro, la naturaleza humana lleva a desaprovecharla. La posibilidad de ser más poderosos con el control de las fuentes de energía más inexcrutables pesó algo más que el bien común. Ya sólo faltaba que los malos de la película fueran los rusos. Dicho y hecho.

Con un trasfondo que recuerda los lejanos tiempos de la Guerra Fría, Vanquish recurre a extremistas rusos, la Orden de la Estrella de Rusia, como el enemigo al que batir. Éstos, al parecer muy cabreados, han tomado la base espacial Providencia y destruido San Francisco con las armas de microondas de la estación. Estados Unidos, ante la amenaza de devastación de los terroristas, envía una flota contra ellos de la que forma parte nuestro álter ego, Sam Gedeon, que tiene también el secreto cometido de rescatar al creador del sistema de energía de la base y del traje de batalla ARS, que es su equipo principal.

La historia es convencional, pero esto puede lograr el efecto de que el jugador no tenga dificultades para una rápida inmersión en la trama. Además, más le vale hacerlo así, ya que Shinji Mikami y su equipo han ideado una acción con la manipulación de la velocidad y el tiempo como señas de identidad. A esto se le suma un variado abanico de armas clásicas (rifle de asalto, lanzacohetes, escopeta) y otras que no lo son tanto (láseres, dispositivos de ondas). Una buena mezcla.

El traje del jugador le permite moverse a gran velocidad por unos escenarios monolíticos y muy destruibles. Una de las diversiones que ofrece es la de observar como se derrumban edificios enteros en nuestra lucha con los magníficos jefes de fase. El otro atractivo es el uso de algo parecido al tiempo bala para lograr que todo se mueva a cámara lenta unos preciosos segundos para acabar con los enemigos fácilmente. Una gozada visual reforzada por los hermosos entornos, entre industriales y de pura ciencia ficción, los imaginativos modelados de los personajes y sus atuendos y unos movimientos tan enérgicos como suaves por toda la pantalla.Vanquish deslumbra tanto en el aspecto técnico y de jugabilidad que no se echan mucho de menos las carencias argumentales y de construcción de personajes. Estos últimos no es que sean débiles o vulgares, pero sí les falta algo más de profundidad para ser redondos y provocar nuestra absoluta empatía.

El nuevo retoño de los creadores de Madworld y Bayonetta llega con la difícil misión de no conformarse con ser uno más entre la marabunta de juegos de acción del panorama. Pero parte con la ventaja de que en Platinum Games están acostumbrados a retorcer las convenciones para ofrecer productos diferentes a los esperados y superando, casi siempre, las expectativas más exigentes. Puede que las seis horas de duración se queden cortas, pero los niveles desafío y su rejugabilidad suplen con éxito los límites temporales.La tentación de definir a Vanquish como un simple shooter es intensa pero, si lo hiciéramos, caeríamos en un error pueril. Este juego va un par de pasos más allá de lo que cualquier otro fps ha logrado este año con una acción sólida como una roca y la diversión asegurada. Para quedarse sin aliento.

  • 1