Así, fue la propia víctima la que acudió a la Guardia Civil para denunciar que había sido víctima de un tirón, pues, según dijo, un desconocido, tras distraerla preguntándole una dirección, le arrancó un cordón de oro con dos medallas valorado en 1.200 euros que llevaba en el cuello, de gran valor sentimental para ella y que lo conserva desde hace más de 50 años.
Posteriormente, el desconocido huyó en un vehículo conducido por otro individuo. Así, los investigadores de la Benemérita iniciaron sus pesquisas y consiguieron que un testigo les aportara datos sobre el coche en el que vieron huir a dos personas, concretamente al autor del tirón y a una segunda persona. Siguiendo esta línea de investigación, los agentes consiguieron identificar a uno de los presuntos autores. Con este dato, la Guardia Civil comenzó a investigar en los diferentes establecimientos de joyería de su demarcación y demarcaciones próximas, de manera que llegaron a inspeccionar unos 2.000 contratos de compraventa.
Gracias a esta labor, los agentes localizaron el nombre del sospechoso en la venta de 12 piezas de oro. Una de estas joyas coincidía en sus características con la denunciada, de manera que se aseguraron de que el joyero no las fundiera ni vendiera y avisaron a la víctima, quien, al ver la cadena con sus medallas, la reconoció sin lugar a dudas.
La Guardia Civil procedió a localizar al presunto autor de estos hechos delictivos y detuvo a J.D.G. y a su compinche, J.M.R., a los que imputa sendos delitos de hurto de joyas. Posteriormente, J.D.G. confesó que el resto de las joyas que vendió pertenecen a su madre y a su hermana, a quienes también hurtó, llegando su madre a presentar una denuncia por estos hechos ante la Policía Local de Villaverde del Río.
