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In atrio macareno Vega triumphans

El periodista Juan Miguel Vega deslumbró anoche a la Basílica con su Pregón de los Armaos

el 12 mar 2011 / 22:04 h.

In atrio macareno Vega veni, vidi, vici. El periodista sevillano se metió ayer en el bolsillo a toda la concurrencia que anoche asistió a la Basílica de la Esperanza para oírle dar el XVI pregón de los armaos, una bella y erudita pieza literaria que, como el doble perfil de La que tenía a sus espaldas, lo mismo hizo reír que llorar de emoción al auditorio.


Haciendo gala de su fina ironía marca de la casa, Vega arrancó su pregón saludando en un latín "macarronicus" a todo el barrio macareno y hasta al "Chino del Pumarejo, que a desaviati pone contenti porque a deshori apertus est". Recordó en su disertación a históricos capitanes de los armaos de la Macarena, como el Melli, el Pelao y Pepito García, y se sumergió en los vestigios de la Sevilla romana, de la vieja Híspalis, cuando "Sevilla suministraba a todo el Imperio el mejor de todos los aceites, el aceite de la Bética".

El momento culminante del pregón llegó cuando Vega relató ejemplos de cómo, dos mil años después, este último reducto macareno de los ejércitos del César aún sigue ganando batallas contra nuevos enemigos como la soledad, la enfermendad y la desesperanza, como cuando esta tropa visita en la tarde del Jueves Santo el Hospital Infantil.


El pregonero tributó un cariñoso homenaje a Pepe Hidalgo, director de la Centuria, de quien dijo que si en vez de en la calle San Luis hubiera nacido en Londres sería "uno de los mejores baterías del mundo". También reservó un espacio en su pregón para su padre, un trianero que siempre le llevó de niño a presenciar al "equite cabalgando junto al Señor Caído", y para uno de sus hijos, Ignacio Vega, "un proyecto rubio de armao que este año irá junto a sus compañeros de la banda infantil anunciando que la Macarena está en la calle".

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