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¿Inocentes o inocentada?

Estos días las familias católicas intentan aplicar el "mítico" espíritu navideño, el que habla de amor al prójimo y de convivencia en paz. Y, aunque la mayoría no sean practicantes, se sienten incluidas en el marco cultural y espiritual que les ofrece la Iglesia en cuyo seno nacieron, aunque nadie les preguntara.

el 15 sep 2009 / 20:12 h.

Estos días las familias católicas intentan aplicar el "mítico" espíritu navideño, el que habla de amor al prójimo y de convivencia en paz. Y, aunque la mayoría no sean practicantes, se sienten incluidas en el marco cultural y espiritual que les ofrece la Iglesia en cuyo seno nacieron, aunque nadie les preguntara.

Estas familias están compuestas por ciudadanos que no se diferencian gran cosa de los que forman otras no católicas, y unas y otras pueden ser o no monoparentales, o de parejas homo o heterosexuales. Muchas de ellas, en línea con la mejor doctrina cristiana o constitucional, creen que no hay que discriminar al prójimo por razones de sexo, raza o religión. Y así laicos y religiosos coinciden en la vida, como en la calle, en los comercios, ante los Reyes Magos o Papá Noel. Piensan, sobre todo, en el disfrute de los más pequeños y muchos realizan algún gesto solidario.

Casi todo el mundo hace ese esfuerzo en positivo, a pesar de los malos ratos que la Navidad depara a personas solitarias o en crisis. Todos menos... la jerarquía de la Iglesia Católica. El sutil Rouco Varela convoca su mitin anual antigubernamental para los Santos Inocentes, un acto en defensa del modelo de familia que quiere imponer a todos. Más que inocentes lo que habrá es una inocentada apocalíptica e irreal.

¿O acaso no parece broma que El Vaticano acabe de oponerse a la despenalización de la homosexualidad en la ONU? Dice que rechazan las torturas y ejecuciones practicadas en el mundo contra los homosexuales, pero que la propuesta de la UE abriría la mano en conceptos como el de la identidad de género y el de la orientación sexual. Y, claro, ante el peligro del "pecaminoso" matrimonio homo, de la gestación de niños en su seno o de las adopciones "cobayas", mejor oponerse a despenalizar.

Su "defensa de la familia" será, además, un discurso contra la nueva Ley del Aborto y contra la idea la igualdad de género. Pero, afortunadamente, la realidad mejora la ficción y en la calle conviven y disfrutan, si pueden, todos los tipos de familia y lo del 28 será lo que parece, una inocentada.

Periodista

opinion@correoandalucia.es

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