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Insectos con permiso de residencia

Provocan pánico o pasión, aunque lo primero gana por goleada a lo segundo. Sevilla, también en asunto de insectos, puede presumir de tener en los aires a una granada colección de criaturas.

el 10 may 2010 / 20:39 h.

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Los insectos nos dan pánico. El primer paso es reconocerlo. La entomofobia debe de ser una de las patologías psicológicas más comunes, casi tanto como la cnidofobia, aunque esta es más concreta: no nos importa tanto que la avispa revolotee a nuestro alrededor como que nos pique. Ese horror visceral que nos provocan ha servido de alimento a decenas de filmes de terror, en todas las épocas, en blanco y negro y en color... El enjambre, Tarántula, Cuando ruge la marabunta, Aracnofobia, La mosca y la lista podría seguir líneas y líneas.

Sin embargo, y a la vez que son legión sus detractores, también hay quienes sienten auténtica devoción por estos pequeños seres, suerte de alienígenas en el Planeta Tierra, incomprendidos animales que nadie desea tener como compañeros. El biólogo sevillano José Luis Sánchez es uno de los más acreditados amantes de los insectos. En su haber tiene una colección que casi alcanza los 30.000 ejemplares y lleva años profundizando hasta el punto de hablar de tú a tú con libélulas onubenses y mosquitos verdes sevillanos. "El universo de los insectos es tan gigantesco que casi podemos hablar de gentilicios", asegura.

Con la llegada de la primavera no sólo son las alergias las que se disparan, también lo hace el apetito reproductor de unos seres en plena eclosión de feromonas. "Los jardines de Sevilla se convierten en enormes focos de atención entomológica", dice Pedro Torrent, otro investigador de este micromundo. Su afirmación y la de asegurar que el Parque de María Luisa se llena de artrópodos chupadores, homópteros, tisanóperos y ácaros es casi lo mismo. Y es que, la mayoría de estos inocentes seres parecen condenados a la antipatía ya por sus propios nombres. ¿A quién le apetece tener en su dormitorio a un tíngido o chinche de encaje?

Una máxima entomológica reza que cuanto más llamativo es el insecto menos peligroso resulta ser. Sin embargo, la mayoría pasa prácticamente desapercibido. En ese grupo hay que incluir a muchos de los que pululan por Híspalis. No parece que ninguno de los 17 diferentes pulgones con denominación de origen sevillana tenga antecedentes penales por haber atacado a alguien en vez de deglutir paciente y pertinazmente hojas de chopo, retama, cedro o ciruelo.

Más simpatía causan las cochinillas, de cerca son tan poco agraciadas como los piojos, pero vistas a cierta distancia hasta provocan ternura. "Hay que dejar claro que la inmensa mayoría de los insectos no quieren trato con los humanos, ellos se asustan aun más que nosotros cuando sienten nuestra gigantesca y amenazadora presencia", explica Jordi Tenant, otro científico al que no le tiembla el pulso al afirmar que prefiere la compañía de una pareja de coleópteros que un minino de sofá. Eso sí, parece existir un cierto acuerdo común al respecto de las chupópteras garrapatas, esas que afectan a nuestros peludos amigos: "Aquí y en China son iguales y causan a todo el mundo idéntica repulsión".

Sevilla no es un destino ni mejor ni peor que otros para estas criaturas. Pero sí que tiene las suyas propias. En damas de noche y bouganvillas proliferan las diminutas moscas blancas y el mosquito verde aparece en el horizonte coincidiendo con la entrada en Campana de la Borriquita. Más primaveral imposible. Pero relájese; en su caso este aguijoneador personaje sólo busca el árbol del amor -presente en casi todos los parques de la ciudad-. Jazmín, madreselva, rosa y salvia son terreno propiedad de los ácaros. Y en todos ellos también pernocta la nunca bien ponderada mariquita, encargada de fagocitar -es decir, de comerse a dos carrillos- a todos los anteriores. Una violenta tarea, la de este inocente insecto rojo moteado, que deja en muy mal lugar a la voraz mantis religiosa.

"Resulta curioso, pero mantis e insectos palo, son especialmente demandados por gente que quiere tenerlos en terrarios", cuenta Tenant. Estos últimos, ni son sevillanos ni tampoco han solicitado los papeles de residencia. Confórmese con el exótico zuumb zuumb de la mosca que anoche decidió hospedarse en su hogar.

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