Centro de Iniacitivas Culturales de la Universidad de Sevilla. 25 de junio, 2 y 3 de julio. Festival Electrochock[US]. Conciertos de The Black Dog, Aufgang y To Rococo Rot.
De antemano cabe preguntarse por la lógica que tiene que una institución como la Universidad de Sevilla invierta dinero en una actividad que antes que apelar a la creación y a la música verdaderamente indagativa lo haga al terreno de la discoteca con propuestas de irregular interés.
El Festival Electrochock[US] ha presentado este año un cartel que, al margen del recital de Murcoff –al que no pude acudir– sólo ha tenido algún punto de brillantez con la actuación del conjunto Aufgang. El grupo echa literalmente a pelear dos pianos y una batería con un conjunto de distorsiones electrónicas. El resultado sorprende los primeros 20 minutos y funciona a la perfección en los temas de corte más repetitivos y maquinistas. Pero cuando intentan sumergirse en las procelosas aguas de la experimentación Aufgang demuestra no tener asideros suficientes para cincelar unas piezas que acaban por resultar previsibles y de toscos perfiles.
Inauguraron el encuentro los británicos The Black Dog. Music for real airports queda en las antípodas de inspiración y originalidad del homenajeado álbum Music for airports, de Brian Eno. Lo que empezó dentro de los cánones del ambient se deslizo poco después al techno –sin el adjetivo intelligent– y acabó entre sacudidas de break beat y bajos maquineros.
Tampoco To Rococo Rot mejoró el tono con su electrónica desvaída y mosqueantemente plana. No se entiende que la Hispalense no extienda su apuesta por su receta estival de riesgo y cultura –21 grados– al ámbito de la música y programe auténtica electrónica de corte inquieto e innovador. A este respecto la modestísima Muestra de Arte Sonoro de Santander es modélica. Por ahora Electrochock[US] sigue en terreno de nadie, una suerte de Sonar mínusculo. Y el Sonar hoy sólo es una marca comercial, sin crédito alguno.
