Cultura

Israel Galván: "Antes bailaba con sufrimiento"

Asegura haber encontrado a su «médica» en Patricia Caballero, con quien llevará hoy al Lope de Vega 'Fla.co.men', una revisión del camino recorrido hasta la fecha por el bailaor

el 13 sep 2014 / 21:05 h.

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galvanIsrael Galván se siente un bailaor nuevo. Ha echado la mirada atrás, ha evaluado el camino recorrido y se dispone a repasarlo en su nuevo espectáculo, Fla.co.men, que presentará esta noche (20.30 horas) en el teatro Lope de Vega, en el marco de la Bienal. Esta propuesta no es un estreno absoluto, pues el sevillano ya ha ofrecido algunos adelantos en Italia y en el festival de La Unión. Pero Galván, ya se sabe, es uno de esos pocos artistas en permanente estreno, pues nunca hace dos funciones iguales. Y menos en su ciudad. «No quería meter ideas nuevas, sino bailar algunas músicas que vengo bailando más o menos desde 2007 o 2008», explica. «Tengo la sensación de haber pasado diez años en el desierto: me decían que lo que hacía no era flamenco, que era danza… Ha sido una carrera mía, que viene de haber bailado antes clásicamente, de haber estado con Mario Maya y con Manuel Soler. Un desierto en el que no me conocía mucho, aunque con el tiempo me he ido conociendo mejor». Los zapatos rojos, La metamorfosis, Galvánicas, Arena, El final de este estado de cosas, son algunos de los hitos que han conformado este peregrinaje, y sin embargo Galván reconoce que «todavía no había conseguido ser bailando. Bailaba con sufrimiento», dice. Hasta que le enseñaron un vídeo de una actuación de Patricia Caballero, y creyó ver la luz. «Mira, esto es lo que es», se dijo. ¿Y qué era? «No sé, un misterio, una cosa personal. Tuve la suerte de que se vino a trabajar conmigo, y todo lo que pensaba hacer al principio me lo ha cambiado. Todo es totalmente nuevo, una filosofía nueva, la filosofía de una cosa que está viva». A falta de más concreción, una elocuente Patricia sale al quite: «Lo que encontré en Israel fue el resultado de muchos años de búsqueda. Y lo que yo traía era el simple deseo de que la gente disfrute como yo lo hago, una transparencia máxima, lo de dentro saliendo para afuera. Hace unos años vi una pieza de Israel, y lo que me planteaba era: ¿cómo meto por aquí a este hombre, que sufre tanto? Al final, todos cargamos con una mochila llena de pasado, de ilusiones y de expectativas». «Es mi médica del baile», comenta Galván. «Sí, ya bailo feliz. A lo mejor mañana [por hoy] me coge un mal día, pero me he quitado las presiones». El sevillano se acompañará sobre las tablas del Lope de David Lagos, Tomás de Perrate, Eloísa Cantón, Caracafé y los músicos de Proyecto Lorca, Juan Jiménez Alba y Antonio Moreno. Más feliz o menos, lo cierto es que Galván ha crecido enormemente en estos años, no solo como bailaor, sino también como empresa. Él mismo recuerda que con Los zapatos rojos hizo tan solo diez fechas, con Galvánicas cuatro… y tuvo que esperar a La edad de oro, en 2005, para sumar 200 actuaciones por todo el mundo. Y aunque nada impedirá que siga siendo un incomprendido entre los sectores más conservadores de la afición, lo seguro es que «mi forma de seguir vivo bailando es esta. Las consecuencias del público las conozco, pero el arte es siempre así». Antes de terminar, el artista desvela con buen humor las claves del título Fla.co.men: «Todos los títulos me los pone Pedro G. Romero, que ha sido una parte de mi vida [y figura como director artístico de una parte del montaje]. Fla.co.men no deja de ser flamenco, aunque esté todo cambiado. Pero bueno, pon lo que quieras».

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