Jiménez se mostró ayer tremendamente enérgico y confiado ante el partido de hoy ante Osasuna y ante el final de Liga. El técnico sevillista asegura que si se logra la Liga de Campeones no habrá "nada" que celebrar y está "loco por terminar la Liga tercero".
Está ansioso por lograr su objetivo porque además sería un desahogo tras una temporada en la que ha vivido "más finales" que ningún otro técnico. "Creo que ni el entrenador más experimentado ha jugado más finales que yo", reflexionó ayer. "Todo un año -continuó- nos lo hemos marcado como finales, y ahora, acercándose el final de la temporada y tan cerca del objetivo, consideramos primordial este partido".
En cualquier caso, descartó el de Arahal cualquier tipo de euforia en caso de vencer y lograr la clasificación matemática para la Liga de Campeones: "Si vencemos, por mi forma de ser, exigencia y ambición, no habremos hacho nada. Pero, si perdemos, no habrá ocurrido ninguna catástrofe. Aunque, para mí, no cabe otra cosa que no sea ganar".
Jiménez recordó que representa "tanta ilusión y a tanta gente volcada por este equipo" que no puede permitirse el lujo de centrarse en su continuidad. "Me siento querido, realizado y me queda muchísimo por hacer en el Sevilla. Y lo único que tengo claro en estos momentos es que este equipo estará en Champions el año que viene", apuntó.
Para ello deberá ganar esta tarde, y para hacerlo el Sevilla deberá acabar con una mala racha en Pamplona que dura 16 años, aunque "ya es hora romper esa tradición". "Cualquier aspecto que rodee este partido nos tiene que dar igual, nadie cabe por la boca de nadie", dijo.
En cuanto al sistema que utilizará y las palabras de Luis Fabiano durante la semana, se mostró "encantado con el hambre" del brasileño y recordó que "los puntos que ha generado el equipo los ha hecho con una variedad en el sistema, lo que dice mucho de la calidad de la plantilla. En todo caso, buscaremos lo mejor para el equipo. Se verá un once que va a ganar desde el minuto uno, independientemente de las variantes que se puedan hacer dentro del 4-4-2", expuso.
Por último, sobre la rivalidad con Osasuna, esperó un partido "viril, fuerte, pero que no genere violencia". "Si juegan con un cuchillo en la boca, qué dirá el árbitro que te obliga a quitarte una cadenita. El cuchillo mejor entre las piernas y con el baloncito rodando", concluyó.
