El director Jonás Trueba, ayer en un encuentro con la prensa en el Centro de las Artes de Sevilla (caS). / Manu R. R. (Atese)
El joven cineasta Jonás Trueba fue el encargado de inaugurar anoche y repetirá hoy, a las 20.00 horas el ciclo Ese otro cine, preámbulo del Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF), que se prolongará hasta el próximo día 25 en el caS. La propuesta de Trueba, Los ilusos, es una cinta de factura casi artesanal que ha sido ya premiado en varios festivales internacionales.
Su visita a Sevilla se produce en un momento delicado para el cine español, al que se refirió en estos términos: Es difícil no caer en cierto desencanto, porque lo de Montoro cruzó todas las líneas rojas. Tampoco quiero pensar que esto sea un frente contra nadie, pero que un ministro deHacienda opine sobre las películas españolas... Lo cierto es que hay que seguir haciendo cine como podamos, dando brazadas, porque las películas low cost no son la solución. El modelo no puede ser que la gente no cobre. Hay una línea frívola que cree que la crisis viene bien, pero no es así: hay mucha gente yéndose a la ruina, lamenta.
Sobre Los ilusos, afirma que es una película que ya nos ha dado más de lo que hubiéramos imaginado, y sobre el impresionante elenco de actores jovencísimos y casi todos desconocidos, comenta que es un intento de recuperar el diálogo del cine con el teatro, porque la mayoría viene de la escena, y hay mucho que tomar de ahí. Y el teatro, claro, también se puede alimentar del cine. Me apetecía trabajar con gente no acostumbrada a la cámara, por eso la peli tiene algo ingenuo y naif muy bonito. Dirigir es un poco como pintar, debes elegir qué actores quieres, cómo combinarán entre ellos, qué sensación producen, agrega.
Volviendo a la industria, Trueba cree que el cine español no debe abocarse a un solo modelo, y aclaró que Los ilusos no es una película propia de la crisis, sino que me apetecía hacerla ligero de equipaje, sin productor. También me gustaría hacer una de gran presupuesto, no sé si podré.
Cuando se le pregunta cómo sería el productor ideal, dijo que bastaría con que no fuera un cínico, que le gustara el cine y se preocupara por la película,más allá del interés económico, porque un productor es también un cineasta. A menudo cometemos el error de verlo como un enemigo, pero sus decisiones afectan a todo el proceso, apostilla.
