"Es el Papa de la multitud", apuntaba ayer satisfecho el padre de la obra, el escultor Juan Manuel Miñarro, quien ha querido representar a Karol Wojtyla "como si saliera al centro de un estadio y saludara a las gradas, con la mirada elevada al cielo invitando a los sevillanos a que elevemos los ojos a Dios y confiándonos la frase que él siempre decía: ¡No tengáis miedo!". Vestido de pontifical, inmortalizado con la misma mitra que utilizó en la ceremonia de beatificación de Sor Ángela en 1982 en el campo de la Feria, el papa Juan Pablo II -único Pontífice que ha pisado tierras sevillanas en los más de veinte siglos de historia del cristianismo- cuenta ya con un monumento en la ciudad que fue capaz de encandilarle al son de unas sevillanas: "Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va..."."Después de muchas dificultades", subrayó anoche durante la inauguración del monumento el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, la escultura del Papa polaco (2,45 metros de alto, pedestal aparte) dirige ya su mirada -aunque sea de reojo- desde la sombra del convento de la Encarnación hacia el primer balcón de la Giralda, desde el que el 12 de junio de 1993, en su segunda estancia en Sevilla, Juan Pablo II rezara el Ángelus acompañado por miles de fieles que llenaron la plaza Virgen de los Reyes y que no cesaron de gritar vivas al Papa. Miñarro también reparó en esta feliz "coincidencia", ya que el emplazamiento definitivo de la estatua -motivo incluso de disputa entre administraciones- sólo se ha logrado acordar en los últimos meses, mucho después de que las manos del escultor engendraran el modelo del nuevo beato.
Seis largos años han transcurrido desde que esta iniciativa de la sociedad civil tomara cuerpo a través de la creación de la Asociación Pro-Monumento a Juan Pablo II, uno de cuyos portavoces, José María González-Alorda, resaltaba ayer la participación de "miles de sevillanos" en la cuestación abierta para financiar la obra, cuyo presupuesto final rondará entre los 100.000 y los 120.00 euros y de los que aún quedan unos 25.000 euros para completar su financiación. A todas estas "dificultades" aludió anoche el arzobispo de Sevilla, una vez ofició la ceremonia de bendición del monumento y en la que participaron el alcalde Juan Ignacio Zoido y el obispo auxiliar, Santiago Gómez Sierra. En su discurso, Asenjo agradeció su participación a cuantos profesionales han intervenido en hacer realidad este homenaje a Juan Pablo II, que desde ayer luce "en uno de los lugares más emblemáticos de nuestra ciudad", dijo, con especial mención "al señor alcalde y a su equipo por su apuesta clara por facilitar el emplazamiento del monumento en esta plaza de la Virgen de los Reyes". "Que Dios se lo pague y que la intercesión del beato Juan Pablo II les ayude a servir eficazmente al bien común de todos los sevillanos", hiló el prelado sevillano. Asenjo recordó en su intervención las dos estancias de Juan Pablo II en estas tierras, un Papa que "quedó prendado de la historia cristiana de Sevilla, de la belleza de la ciudad y de la simpatía de los sevillanos".
"Lo manifestó muchas veces. Todavía tendría ocasión de demostrar su amor por Sevilla dos años antes de su muerte, el 4 de mayo de 2003, canonizando a Santa Ángela en su último viaje apostólico a España", destacó el arzobispo.Y si el 5 de noviembre de 1982 fue recibido con gritos de "¡Qué maravilla, el Papa está en Sevilla!", los sevillanos recepcionaron ayer el monumento coreando Pescador de Hombres, antes de que comenzase el repique de campanas de la Giralda que acompañó a la bendición de la imagen.
