Cultura

Juan Ramón Jiménez, el álbum definitivo de la vida del Nobel

Adelantado a tantas cosas, Juan Ramón Jiménez fue también probablemente el primer gran poeta español ampliamente fotografiado, desde su infancia a sus últimos días. Ahora, la Residencia de estudiantes acaba de publicar un lujoso álbum con instantáneas, portadas de libros, dibujos y correspondencia del máximo interés.

el 16 sep 2009 / 07:15 h.

Adelantado a tantas cosas, Juan Ramón Jiménez fue también probablemente el primer gran poeta español ampliamente fotografiado, desde su infancia a sus últimos días. Ahora, la Residencia de estudiantes acaba de publicar un lujoso álbum con instantáneas, portadas de libros, dibujos y correspondencia del máximo interés.

Acompañadas por una biografía del catedrático Javier Blasco, un aparato iconográfico a cargo de José Antonio Expósito y un Calidoscopio juanramoniano firmado por Andrés Trapiello, este volumen muestra más de 700 fotografías y documentos que trazan todo el itinerario vital del poeta, desde su infancia en Moguer hasta las imágenes del traslado de su cuerpo a su localidad natal desde Puerto Rico.

Sus primeros estudios en El Puerto de Santa María, con documentos como un precoz premio de buena conducta o los cuadernos manuscritos en los que plasmó sus primeros versos y dibujos; obras pertenecientes a su iniciación como pintor en Sevilla, tanto dibujos como óleos, así como sus primeros poemas publicados en la prensa de la zona, empezando por El Correo de Andalucía, aunque la biografía atribuya el descubrimiento del poeta a El Programa; portadas de libros como el modernista Almas de violeta, del que Juan Ramón siempre renegó, o Ninfeas, que vio la luz acompañado de un soneto de Rubén Darío, e incluso inéditos como los que iban a componer el volumen Besos de oro, que finalmente fue destruido, todo ello se revela en estas páginas.

También pueden verse curiosidades como la foto de la hermana Pilar Rubete, de la que se enamoró durante su estancia en el madrileño Sanatorio del Rosario, las correcciones de su puño y letra de Jardines lejanos, tarjetas de felicitación a Sorolla o Rubén Darío, documentos de su feliz estancia en la Residencia de Estudiantes, la polémica con Jorge Guillén en las páginas de Índice o un recorte conservado por el poeta sobre la muerte de Francisco Giner de los Ríos, junto a numerosas instantáneas de Zenobia Camprubí y un exhaustivo seguimiento de su periplo como exiliado, desde un retrato con Rafael Alberti o Rosa Chacel en Buenos Aires a un menú del Washington Sanitarium & Hospital donde pasó varias temporadas, sin olvidar la decisiva cita en Estocolmo en 1956 para la concesión del premio Nobel, que al final recibió en su nombre el rector de la Universidad de Puerto Rico, Jaime Benítez, de manos del rey Gustavo Adolfo VI de Suecia. Todo ello en una primorosa edición que, como explica Andrés Trapiello en su texto, bien habría complacido al propio poeta, pues "era un coleccionista de todo lo vivido por él y en relación con él, favorable o desfavorable".

"Juan Ramón Jiménez", agrega el escritor, "es él solo y de una vez, como Australia, país y continente inabarcables, el mayor territorio poético, literario y biográfico de la literatura española y en español en todo el siglo XX, acaso el único universo poético que, a semejanza del deducido por los físicos, está en permanente expansión".

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