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Julieta murió en Irak

Abdel-Qader sólo se arrepiente de no haber matado a su hija el mismo día en que nació. "Si hubiera sabido en lo que iba a convertirse, la hubiera asesinado en el mismo instante que su madre dio a luz", explica el padre. El delito de su hija no tenía perdón: se había enamorado de un soldado británico.

el 15 sep 2009 / 04:38 h.

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Abdel-Qader sólo se arrepiente de no haber matado a su hija el mismo día en que nació. "Si hubiera sabido en lo que iba a convertirse, la hubiera asesinado en el mismo instante que su madre dio a luz", explica el padre sin ningún atisbo de arrepentimiento a The Observer. El delito de su hija no tenía perdón: se había enamorado de un soldado británico en Basora.

Hace dos semanas, el diario publicó el asesinato por honor de la estudiante de 17 años Rand Abdel-Qader. Su padre, un empleado del Gobierno de 46 años, fue detenido pero la Policía lo liberó a las dos horas. "Son hombres y saben lo que es el honor", asegura Ali, que relata cómo los agentes le dieron la enhorabuena por lo que había hecho.

Rand, estudiante de inglés en la Universidad de Basora, conoció a Paul, un soldado británico de 22 años, cuando ella ayudaba como voluntaria a las familias desplazadas y él distribuía agua entre los afectados. Según su amiga Zeinab, el romance, que duró cuatro semanas, no pasó de las conversaciones. "Rand murió virgen", asegura la joven.

El 16 de marzo, Ali supo que su hija había sido vista en público con el militar, "el enemigo, el invasor, el cristiano". Había deshonrado a su familia. A pesar de los intentos desesperados de la madre de Rand por impedir que Ali matase a su hija, éste la ahogó, con la ayuda de sus dos hijos, aplastando el cuello de la joven con el pie. Fue enterrada sin ninguna ceremonia.

"La muerte era lo que se merecía. Tengo el apoyo de todos mis amigos que son padres como yo y saben que lo que hizo era inaceptable para cualquier musulmán", declaró Ali a The Observer. "Ahora no tengo ninguna hija y prefiero decir que nunca la tuve", continúa el padre, para quien "las mujeres musulmanas no son como las occidentales, que pueden dormir con cualquier hombre que quieran y quedarse embarazadas sin casarse".

Un oficial de Basora ha denunciado que un político local ha dado dinero a Abdel-Qader para que se marche a Jordania hasta que lo sucedido se olvide. Esta historia, más próxima a la del trágico romance de Romeo y Julieta que a la realidad de una joven adolescente del siglo XXI, no es un hecho aislado en Irak. La complicidad de los políticos, que pagan la huida a los asesinos que matan por honor, es la práctica usual de los 30 homicidios de este tipo ocurridos desde enero.

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