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Juntas consultivas y auxiliares

Ja, ja, ja, no tiene guasita la cosa. Resulta que, como me presento a hermano mayor de mi hermandad, y no las tengo todas conmigo, es decir, no estoy seguro de salir...

el 15 sep 2009 / 05:43 h.

Ja, ja, ja, no tiene guasita la cosa. Resulta que, como me presento a hermano mayor de mi hermandad, y no las tengo todas conmigo, es decir, no estoy seguro de salir ya que otra candidatura también se presenta, para amarrar votos y crecer en posibilidades, recurro a conformar una denominada junta auxiliar (jamás les pediré auxilio alguno, yo me las basto solo) y a una junta consultiva (jamás les consultaré nada y, si les consulto, me pasaré sus opiniones por el esmalte de mis paletas), poniendo en ellas cofrades con influencia y de familias muy de la hermandad (los Paredes, los Mirón, los Fuentes, etc) y con ello, como digo, abro el espectro de votos y además doy carguitos a mucha gente que no meto en mi junta. ¿Me entienden? ¿No?, pues repito.

Como la junta la conforman veinte personas y tengo tanta gente que quiere entrar, para no decirles que no, las voy metiendo en la junta auxiliar (jóvenes para el mañana) o consultiva (viejos del ayer) y así me votan, se me contentan y los distraigo. ¿Ahora sí?, pues me alegro. La junta auxiliar (priostía, cultos, secretaría, mayordomía, etc) constituye el cuerpo de suboficiales de la hermandad, es decir, son más que hermano raso pero menos que miembro de junta; la consultiva (ex pregoneros, ex hermanos mayores, un notario, dos abogados, un interventor de banco, etc) es un senadito que se les paga dándole de nazareno un palermo o una antepresidencia.

José María Font Ortiz es abogado

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