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Kafka sigue siendo imprescindible

Kafka sigue siendo imprescindible. En España, su obra ha sido mal y parcialmente difundida; durante mucho tiempo, la suerte del escritor checo ha estado ligada a ediciones argentinas, siendo Borges uno de sus primeros traductores al castellano.

el 16 sep 2009 / 00:55 h.

Kafka sigue siendo imprescindible. En España, su obra ha sido mal y parcialmente difundida; durante mucho tiempo, la suerte del escritor checo ha estado ligada a ediciones argentinas, siendo Borges uno de sus primeros traductores al castellano.

Cuando empezaba a interesarme de verdad la literatura, recuerdo el choque que me produjo Kafka. Venía de leer a los escritores franceses del siglo XIX: Balzac, Flaubert, Stendhal y Guy de Maupassant; la literatura realista no planteaba mayor dificultad, en su afán por reflejar fielmente lo que se halla alrededor, ya que, como decía Stendhal, la novela es como un espejo que se pasea por el camino.

Con Kafka, evidentemente, no ocurría lo mismo. No era posible entender su obra aferrándose al sentido literal del texto, algo que resulta obvio ya desde las primeras líneas, como cuando el protagonista se despierta y se encuentra convertido en un monstruoso insecto. ¿Qué ha ocurrido en el espacio de unas pocas décadas para que cambie, de manera tan radical, la forma de narrar? Tras los convulsos años posteriores a la Revolución Francesa, el siglo XIX inicia un camino marcado por la confianza en los nuevos principios sociales de libertad, igualdad y fraternidad, y por el optimismo en el futuro que generan la razón, el progreso y la ciencia. "Hegel se encargará de convertir en un sistema la totalidad de lo Absoluto y nos hablará de los diferentes estadios de desarrollo de la humanidad, hasta al más avanzado de todos: el Imperio prusiano en el que vivió. Lo real es racional, y lo raciona es real.

Hacia finales de siglo el sistema empieza a resquebrajarse. Nietzsche nos dará el diagnóstico: Dios ha muerto; o sea, hace falta una transvaloración de todos los valores. Hace falta ir más allá del pensamiento representativo, dirá Heidegger, inaugurar otro tipo de pensamiento, más profundo, que quizás tenga algo que ver con la poesía y el arte. Será entonces cuando aparezca Kafka.

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