Había que esperar hasta hoy para dar por fracasadas oficialmente las negociaciones sobre el estatuto de Kosovo. Sin acuerdo y con los europeos divididos en sus posturas, el máximo dirigente kosovar, Hashim Thaci, insiste en que se proclamará una independencia unilateral. Sebia, por su parte, mantiene que no lo consentirá.
Aunque las conversaciones estaban, de hecho, fracasadas desde hace semanas, es hoy cuando expira la misión negociadora de cuatro meses de la troika sobre el conflicto de autonomía de Kosovo. Ahora, tras la tensa espera de los últimos días, será la ONU la que tendrá que intervenir, en un delicado proceso que los albaneses ven como concluido y los serbios intentarán prolongar.
El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ya ha recibido el informe de los mediadores (Rusia, la Unión Europea y EEUU) sobre el fracaso negociador. Será el próximo día 19 cuando el Consejo de Seguridad debatirá el informe para decidir el proceso del estatuto.
Los líderes albanokosovares no se apean del burro y mantienen su determinación de proclamar de forma unilateral la soberanía, aunque últimamente se cuidan de precisar una fecha para tal paso, que según aseguran coordinarán con Washington y Bruselas, convencidos de que tendrán el apoyo de Occidente.
Serbia, a su vez, anunció que intensificará la ofensiva diplomática en un intento de prevenir la proclamación de la independencia.
Mientras tanto, si los albaneses proclaman la independencia, los serbios del norte de Kosovo contiguo al resto de Serbia, donde se concentran en su mayoría, podrían a su vez responder con la separación de esa zona de Kosovo. "Creo que la comunidad internacional no tendría posibilidad de reacción alguna en ese caso, ya que una primera reacción debería estar dirigida hacia los que violan la Resolución 1.244 de la ONU", la única vigente sobre Kosovo, declaró Oliver Ivanovic, un líder moderado de los serbios kosovares. Unos 100.000 serbios permanecen en Kosovo después de que más de 200.000 abandonaran la provincia en los últimos ocho años ante el acoso de los albaneses.
Esta provincia serbia, habitada en un 90% por albaneses, se encuentra desde 1999 bajo administración de las Naciones Unidas y permanece vigilada por 17.000 efectivos de la OTAN, que incluyen un contingente de 600 soldados españoles.
