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La Alfalfa en pie contra el botellón

Los vecinos se han agrupado para iniciar acciones conjuntas, entre las que no descartan acudir a los tribunales contra el Ayuntamiento.

el 04 oct 2014 / 12:20 h.

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Desesperados. Los vecinos de la Alfalfa aseguran que ya no pueden más tras años y años sufriendo un «calvario» cada noche, cuando cientos de personas se congregan en los bares de la zona. «Ruidos, gritos, suciedad, peleas, orines por la calle y actos obscenos a la vista de todos» son el día a día de estos vecinos que han decidido agruparse para emprender acciones conjuntas, entre ellas llevar a los tribunales al Ayuntamiento por dejación de funciones. Desde el Consistorio, en cambio, aseguran que en la zona se actúa, especialmente en las horas de cierre de los bares «para garantizar que los clientes no permanezcan en las calles». 600_Imagen la foto 1«Aún no sabemos si nos constituiremos en asociación, plataforma o colectivo», explicó Elena Díaz, una de las vecinas que está tras este movimiento llamado Alfalfa Degradada, «pero lo que tenemos claro tras una primera reunión es que vamos a agruparnos para iniciar acciones conjuntas y que nos escuchen de una vez». La Alfalfa siempre ha sido uno de los lugares habituales de reunión de los jóvenes, «por aquí hemos visto desfilar todo tipo de tribus urbanas, pero ahora los que suelen venir son los Erasmus», indicó Díaz, que añade que muchos de ellos son llevados de bar en bar «por una especia de guías, que sí son sevillanos». Precisamente, ese es el problema de esta zona de la ciudad, los locales, más que el botellón propiamente dicho. Díaz hace memoria y cuenta hasta diez bares en la calle Pérez Galdós, principal foco de concentración de gente, «donde casi todos ellos son pequeños y la gente acaba en la puerta bebiendo en vasos de plástico. Al final la calle se convierte en un único bar, con cientos de personas bebiendo, hablando y gritando en plena en calle». Una masa que llena la calle y la plaza de la Alfalfa y hasta la calle Ortíz de Zúñiga, en la que también hay jóvenes que hacen botellón. «Eso es a diario de lunes a domingo, éste es el día que menos gente puede que se concentre, a lo mejor hay 30 o 40 personas, pero eso en el Centro, entre calles pequeñas, cuando comienzan a hablar y a gritar es insoportable», dijo Díaz. Lo peor comienza a partir del miércoles cuando se llegan a congregar en la calle «300 o 400 personas perfectamente». Los vecinos están desesperados porque no pueden pegar ojo en toda la noche. «En la calle están hasta las cinco de la mañana porque los bares no respetan el horario de cierre y cuando ellos se van llega Lipasam con el camión, y es imposible dormir con el ruido que hace más el de los cristales rotos», aseveró. El resultado es que todos los días tienen que acudir a su trabajo y a su tarea diaria con pocas horas de sueño en el cuerpo «y para poder dormir algo tenemos que estar a base de pastillas», añadió. Es más, ella cuenta que una vecina ha tenido que llevar a su hijo al psicólogo «por su bajo rendimiento escolar» e incide en que en la zona hay una residencia de ancianos «y a nadie le importa si duermen o no duermen y si los vecinos podemos descansar o no». Todo ello, pese a la existencia «de la Ley Antibotellón y de la ordenanza municipal al respecto», recordó, criticando que el «botellón es trasladado de otras zonas como El Salvador o Pescadería, donde echan a la gente a las doce de la noche». En las calles de la zona la gente orina en esquinas y portales de bloques. / El Correo En las calles de la zona la gente orina en esquinas y portales de bloques. / El Correo Orines y heces. Pero el ruido no es la única consecuencia de estas aglomeraciones, sino que en la zona se encuentran en sus bloques con restos tan desagradables como orines e incluso «heces humanas». «Las calles de los alrededores se convierten en urinarios y hemos llegado a ver hasta gente practicando el acto sexual en plena calle», afirma Díaz. Lo que más temen los vecinos es que cualquier día se «forme algo gordo» porque «cuando no duermes, las cabezas se van» y hay quienes ya están dispuestos a lanzar algo desde el balcón o tirar agua. Además, los vecinos afirman que cada vez son más frecuentes las peleas, hasta el punto de que hace poco «se llevaron a ocho detenidos». Por eso han decidido dar un paso adelante y organizarse. «Vamos a llevar denuncias a la calle Crédito [sede del Distrito Casco Antiguo] para que no digan en el Ayuntamiento que no hay constancia», tras lo que van a acudir a los tribunales planteando una denuncia contra el Consistorio «por dejación de funciones». Todo porque según los vecinos, la Policía Local no actúa en la zona. «Llamamos al 112, pero no vienen y nos dicen que no tienen medios», lamentó esta residente. Un movimiento que también han difundido a través de las redes sociales (Twitter y Facebook) donde se han creado cuentas bajo el nombre Alfalfa Degradada, donde han colgado fotos y vídeos para que todos puedan comprobar la situación que tienen que aguantar a diario. Además, «hemos llamado a los medios de comunicación para que se hagan eco de nuestro problema». Por su parte, desde el Ayuntamiento aseguran que Alfalfa y Pérez Galdós son «un punto fijo en la ruta del dispositivo antibotellón que actúa jueves, viernes y sábado por toda la ciudad», en el que van acompañados por Lipasam. Fuentes municipales destacaron a este periódico que «desde la noche del jueves a la del sábado, la Policía Local acude a la zona acompañando a los operarios de Lipasam a la hora del cierre de los locales, que es cuando se procede a desalojar a la gente y a limpiar las calles». De hecho, como ejemplo de la actuación policial en la calle Pérez Galdós explicaron que en la madrugada de ayer procedieron a la detención de dos personas tras un altercado, sin necesidad de ser avisados por los vecinos. Según consta en el atestado policial, uno de los agentes que participaba en el dispositivo de recogida fue increpado por una joven de 21 años, A.T.G.F., quien se acercó a él diciéndole «éste es el que me ha pegado». La chica «empujó» al policía, tras lo que el novio de ella, de 27 años e identificado como M.F.C., «se abalanzó», produciéndose un forcejeo entre ambos, tras lo que fue detenido gracias a la intervención de otros agentes que lograron reducir al chico «y colocarle los grilletes». La chica intentó huir, pero fue detenida en la Plaza de La Alfalfa por otro compañero. Ambos fueron detenidos como autores de un delito de atentado a la autoridad. La Policía Local pudo comprobar «que ambos estaban con un grupo al que previamente se le había impuesto siete multas por incumplir la Ley Antibotellón». 600 servicios. Las mismas fuentes recalcaron que la actuación policial que se realiza en zonas como El Salvador o Pescadería es por botellón y ahí se lleva a cabo sobre la medianoche. «La gente suele marcharse al ver a la Policía y los que se resisten son sancionados», indicaron. El dispositivo vuelve a la zona para «garantizar que la gente no se queda en la calle cuando llega la hora de cierre de los bares», algo que se tiene que producir entre las dos y las tres de la madrugada. Asimismo, «se atienden en la medida de lo posible los requerimientos» en la zona. Así, afirmaron que el número de servicios de distinto tipo realizado por la Policía Local en esta zona ha aumentado en el último año, pues en 2013 se hicieron 960 servicios y en lo que va de año 600, es decir, «20 más que en el mismo periodo del año anterior»; lo que «supone una media de más de seis actuaciones cada fin de semana». «En estas intervenciones se controla el horario de cierre de los bares, se insta a los jóvenes a abandonar la zona y, en caso de que persistan bebiendo en la vía pública, se interponen denuncias por la Ley Antibotellón», destacaron desde el Ayuntamiento. De hecho, según sus datos, en estos primeros nueve meses del año la Policía Local «ha denunciado ya a un centenar de jóvenes en esta zona». Igualmente, la Línea Verde, la unidad de la Policía Local dedicada a las inspecciones en locales de la ciudad, ha realizado en lo que va de año «más de 150 en establecimientos de la zona para controlar que se ciñen a su licencia y que cumplen la normativa».

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