Jugaron el pasado sábado Sevilla y Betis con suerte desigual. Ganaron los de Manzano, perdieron los de Mel. Fútbol. Una sola palabra que dimensiona todo aquello que podríamos ir superponiendo en las distintas situaciones que se dan en un encuentro. La realidad es que la victoria sevillista ante el Levante y la derrota del Betis ante el filial del Villarreal pertenecen al pasado y ese tiempo en fútbol pierde virtualidad por cómo se precipitan los acontecimientos.
La Copa. Pasado mañana llega al Sánchez-Pizjuán el Real Madrid para jugarse con el Sevilla FC una plaza para la final del Miércoles Santo. Partido grande. Acontecimiento mayor, porque los partidos coperos dan una posibilidad que no ofrece la Liga para poder dejar fuera al todopoderoso Real Madrid. Ya saben que la Liga es cosa de dos. Sueñan también por repetirlo en la Copa del Rey pero el último escollo, la última valla del sprint final, lo pone el Sevilla, porque nadie da posibilidad al Almería en la otra semifinal ante el FC Barcelona.
No estoy en la cabeza de Gregorio Manzano para conocer si jugará como ante el Villarreal en el torneo del KO, o como ante el Levante en Liga. Prefiero jugar con mis argumentos atacantes en casa y buscar una posible renta, antes que dar al rival el argumento de encogimiento deportivo por quien está delante. El choque tiene atractivos suficientes para que estemos ante uno de los partidos llamados grandes de la temporada.
Paciencia. Hay quien me dice, que el Betis, por su historia, no puede vivir permanentemente en estado de felicidad. Se refiere al liderato de Segunda división, la solución de sus problemas judiciales y sociales, y el fútbol ejecutado con victoria en la vuelta copera ante el Barça. La derrota en Villarreal estaba dentro de todo lo que puede pasar en una Liga. Es cierto que se acercan con fuerza Celta y Rayo Vallecano, pero el equipo cuando tenga todos sus lesionados en condiciones, que debe ser pronto, volverá a ser el que fue dado que no hay motivos para la duda.
En el Real Betis la fe se escribe con mayúsculas. No la pierdan y más en quien manda, quien dirige al equipo y los jugadores que ejecutan. Lo han dicho hasta cansarse y lo repito: la Liga es muy larga y la paciencia tiene que ser aún mayor si cabe. Lo dice el refrán: Hasta el rabo todo es toro. Y añado: se asciende a Primera en junio.
