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La cabaña de Heidegger

Heidegger fue nombrado catedrático de filosofía en Marburgo en 1923. La vida académica, sin embargo, le parecía insufrible: "No quiero pasar mi tiempo con profesores de universidad", le escribió a Karl Jaspers.

el 15 sep 2009 / 19:07 h.

Heidegger fue nombrado catedrático de filosofía en Marburgo en 1923. La vida académica, sin embargo, le parecía insufrible: "No quiero pasar mi tiempo con profesores de universidad", le escribió a Karl Jaspers. Ya en aquella época prefería la vida en las montañas, hasta tal punto que se hizo construir en la Selva Negra una modesta cabaña de madera, de apenas cuarenta metros cuadrados. Allí escribió, durante cincuenta años, la mayor parte de su obra, incluido Ser y tiempo, una de las dos obras cumbres de la filosofía del siglo XX, junto al Tractatus de Wittgenstein.

Tenía claro que vivir en la ciudad era vivir "abajo", a diferencia de la vida superior que se hacía "arriba", en las montañas, y que consistía básicamente en escribir, pasear, esquiar, cortar leña y experimentar las idas y venidas de los días y de las estaciones. Tan importante era para él esa vida que cuando le ofrecieron la cátedra de Filosofía de Berlín, la más prestigiosa de toda Alemania, renunció a ella porque Berlín quedaba muy lejos de la cabaña. Más tarde, llegó incluso a afirmar que su obra filosófica había que entenderla como parte de las montañas.

Adam Sharr, arquitecto y profesor de la Universidad de Cardiff, ha llevado a cabo un brillante trabajo sobre la cabaña de Heidegger, describiendo con gran detalle su entorno y su configuración, cómo se construyó, cuál fue el uso que se le dio y qué relación guarda con el conjunto de su obra filosófica. El texto viene ilustrado con una serie de fotografías, de extraordinaria calidad, realizadas por la periodista Digne Meller-Marcovicz cuando el filósofo estaba próximo a cumplir 80 años.

En ellas se nos ofrece un vivo retrato del tipo de vida que hacía allí Heidegger, sentado en la mesa de su escritorio, conversando con unos invitados en el comedor, paseando por el bosque, esperando a que su mujer le sirviera la comida o acarreando un cubo de agua desde la fuente cercana. El libro, exquisito, acaba de ser editado en castellano por la editorial Gustavo Gili.

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