En un encuentro tedioso y sin apenas alternativas en la línea de creación, el técnico del Sevilla, Gregorio Manzano, recurrió a la calidad de su plantel para rentabilizar su pizarra. Ante un rival virtualmente descendido y con dos puñales en las bandas, Piatti y Crusat, el entrenador del cuadro de Nervión dispuso un 4-4-1-1, con Negredo erigido en llanero solitario y el costamarfileño Romaric, lento en la ejecución, en la mediapunta.
El Sevilla fue incapaz de desconectar a Piatti y Crusat, que asfixiaron a Cáceres y Fernando Navarro a base de latigazos por la banda. El once hispalense replegó con rapidez cuando gestionó el esférico el oponente y atacó con dudas cuando Romaric se incorporó al ataque para crear con Negredo y los interiores superioridad numérica en el área rojiblanca. El marcaje mixto al que fue sometido Álvaro Negredo apagó las luces ofensivas de un Sevilla mediocre que no fue capaz de imponer ni su estilo ni su calidad.
Fue en el segundo período cuando, con Jakobsen expulsado y 0-1 en el electrónico, el técnico jiennense optó por un 4-4-2 para sentenciar a la contra. Rodri figuró con Negredo en ataque y Renato, accidental inquilino del flanco diestro, y Capel asumieron el protagonismo en las bandas. La apuesta multiplicó el peligro, pero no selló la prematura defunción local.
