Instalaciones del club Antares. PACO PUENTES
El Pleno de la Cámara de Comercio de Sevilla aprobó en la tarde de ayer la adquisición del club Antares ubicado en la calle Genaro Parladé, que se halla en concurso de acreedores y en fase de liquidación, en una operación cuyo importe se eleva a los 5 millones de euros. En este montante se incluye, además de los activos propios del club, la parcela de terreno colindante al mismo que, según fuentes consultadas, se proyecta para albergar usos hoteleros.
El acuerdo aprobado ayer por la institución cameral se ha alcanzado después de que lo autorizase el titular del Juzgado de lo Mercantil número 1 de Sevilla, que lleva el procedimiento concursal de este club empresarial y deportivo que pertenecía a la familia González-Barba. No obstante, la materialización de esta compra está pendiente del visto bueno de la Consejería de Turismo y Comercio de la Junta, que tiene la última palabra.
El club Antares, que suma más de 25 años de historia, cuenta en la actualidad con unos 750 socios, con lo que el objetivo de la entidad que preside Francisco Herrero sería incrementar esa cifra hasta alcanzar un mínimo de 1.200 miembros, umbral a partir del cual el club podría alcanzar el punto de equilibrio, según los cálculos realizados.
Además, de Antares dependen 35 trabajadores que, según indicó la Cámara ayer en una nota, se podrían ver abocados al despido de no llegar a formalizarse la operación. La institución cameral precisó que con esta operación pretende la creación de un club empresarial, financiero y de negocios que se convierta en el referente del empresariado y de la sociedad civil, aspirando a ser un foco de opinión, diálogo y debate plural, abierto, integrador e independiente. Así pues, señala que contará con la participación de las patronales andaluza y sevillana, CEA y CES, respectivamente, el Consejo Andaluz de Cámaras y con las organizaciones privadas sin ánimo de lucro que formen parte de la sociedad civil.
En el caso de que la Junta autorice a la Cámara esta compra supondrá la incursión de la institución cameral en el negocio de los centros deportivos, hostelería y explotación hotelera, tras incorporar a su actividad el negocio de la enseñanza y la formación a través de la compra del campus universitario Eusa, propiedad de la familia Uruñuela.
Y he aquí la crítica de algunos empresarios que consideran que la Cámara está desarrollando una clara competencia desleal hacia el capital privado. La Cámara se ha convertido en una corporación empresarial con ánimo de lucro, con un fin de generar beneficios importantes a costa de competir con empresarios en la misma actividad, abundan.
