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La camilla rabona

En el programa de televisión de Iker Jiménez lo sacan a uno de muchas dudas; la gente llama y dice: he visto un objeto cilíndrico, incandescente que se desplazaba velozmente; su señora responde: nada, eso era una nube irradiada y todos tan tranquilos.

el 15 sep 2009 / 04:44 h.

En el programa de televisión de Iker Jiménez lo sacan a uno de muchas dudas; la gente llama y dice: he visto un objeto cilíndrico, incandescente que se desplazaba velozmente; su señora responde: nada, eso era una nube irradiada y todos tan tranquilos. Pero, a punto de llamar, lo vi claro: era lo que vi en la foto, la camilla diabólica posada en sede andalucista. Lucía unas enaguas verdosas, era cuadrangular y estaba pilotada por el honorable Rojas Marcos. Sin apenas combustible y con un historial, no histórico sino jurásico, estibaba en sus bodegas no sólo años sino lo peor de su reciente experiencia partidaria, incluidas facas, libelos inéditos o sin cerrar, toda clase de munición y hasta ácido bórico. A estribor según se mira desde la pista de aterrizaje estaba como reguinchado el renovado Ortega para estupefacción de propios y extraños que aún confían en que haya sido aducido. A pié de pista, sentado, rodeado de su fiel, el renovador y Obama non nato, aún secretario general de los andalucistas, militantes y no militantes como la señora Vivancos, que nos defiende en la Defensoría del Pueblo contra los abusos del régimen en nombre del PA.

La aparición del objeto, según sus exegetas, no es con intenciones renovadoras sino redentoras, brújula de la derrota que deben llevar ahora los renovados para la salvación. El nuevo líder que salga de tan encomiable y mesiánica misión ya sabe que lo han visto, que El está detrás, vigilante. Despegar será difícil pero se sabe que los cohetes rabones son los más peligrosos. Que Santa Argentea, santa hija de Omar Ibn Hafsún, nos proteja de la baraka del califa de Castelar.

Licenciado en Derecho y Antropología

aroca.javier@gmail.com

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