Las autoridades francesas se han comprometido ante la Comisión Europea a no condicionar sus ayudas a los fabricantes de automóvil al mantenimiento de las factorías en el país, ni a la obligación de trabajar con proveedores franceses.
Bruselas había hecho constar sus reticencias sobre ese plan de ayudas -que incluye préstamos directos de 6.500 millones de euros a Renault, PSA y Renaul Trucks-, pues se exigía a las compañías que se comprometieran a no echar el cierre a sus fábricas en Francia ni a recortar plantilla.
En una carta al Ejecutivo comunitario, París deja claro que las medidas no afectarán a la libertad de las empresas de llevar a cabo su actividad económica dentro del mercado interior y no les impedirá "adaptar su producción al desarrollo futuro del mercado". El plan galo de auxilio al motor fue el primero en ser colocado bajo la lupa de Bruselas, pero después le han seguido otros, como el español.
España tiene prevista una dotación para la industria de 4.070 millones de euros, que está condicionada, según el Gobierno, a que las compañías no destruyan empleo.
