Economía

La CEA redujo a la mitad las pérdidas en 2013 sin que aún las abandone este año

González de Lara reconoce un endeudamiento de 17,5 millones de euros, la mayoría contraído con los proveedores de la organización, y que paga «tarde y mal». Desempolva de nuevo la operación financiera o comercial sobre su sede en Cartuja, que podría reportar 30 millones.

el 24 abr 2014 / 13:27 h.

La Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) cerró 2013 con unas pérdidas contables de 6,8 millones de euros, casi la mitad respecto a los 12,4 millones arrojados un año antes. Son las primeras cuentas de la patronal presentadas por su actual presidente, Javier González de Lara, quien accedió al cargo en enero pasado, después de que su inmediato antecesor, Santiago Herrero León, renunciara a formalizar su candidatura a las elecciones abrumado por tal losa económica y, sobre todo, por el escándalo judicial de las VPO de Sevilla Este. Ese déficit se espera enjugar, es decir, reducirlo a cero, en los próximos ejercicios, pero no en éste. «Sería muy difícil conseguirlo», dijo ayer el patrón. González de Lara posa con los presidentes de las patronales provinciales, Santiago Herrero, Antonio Pulido, Manuel Otero y la viuda de Rafael Álvarez Colunga, entre otros. / EFE González de Lara posa con los presidentes de las patronales provinciales, Santiago Herrero, Antonio Pulido, Manuel Otero y la viuda de Rafael Álvarez Colunga, entre otros. / EFE A pesar de los aún abultados números rojos, González de Lara quiso ver y trasladar en la asamblea general ordinaria de la CEA, que se celebró en la localidad malagueña de Antequera para conmemorar el 35 aniversario de su carta fundacional, allí sellada un 11 de enero de 1979, que la botella se encuentra medio llena, y no medio vacía. Primero porque 2,9 millones de euros de aquellas pérdidas procedieron del dinero necesario para afrontar la «reestructuración interna» –léase, ajuste de plantilla, que ha pasado de 90 a 32 personas–. Segundo porque en caja no entró ni un solo euro de las arcas públicas para cursos de formación a desempleados y trabajadores, que, en épocas de bonanza, eran un auténtico filón –y los que dispararon también la estructura de esta organización empresarial y su personal–. Y tercero porque sin los gastos financieros (1,3 millones) y el impacto de las provisiones comerciales o deudas de dudoso cobro (1,3 millones), el déficit se habría reducido a un millón. Pero una cosa es el déficit (los ingresos anuales menos los gastos) y otra bien distinta, la deuda que se arrastra. No lo dijo ante la asamblea –tampoco hubo referencia en la exposición de la tesorera– y tan sólo ante la insistencia posterior de los periodistas González de Lara reveló la existencia de un endeudamiento estimado en 17,5 millones de euros, en su mayor parte, dijo, por contratos con proveedores –tampoco ha de ser pequeña la bancaria a tenor del coste financiero reconocido–. Es más –concretó– se han entablado negociaciones con ellos –son empresarios y conocen y comprenden la difícil situación de la CEA, sostuvo– para evaluar las fórmulas de pago. ¿Cuáles? ¿Una quita? ¿Un aplazamiento? Llegado el momento, respondió, se detallarán. Descartarse, eso sí, nada se descarta. Un matiz: una patronal que se queja constantemente de los retrasos de las administraciones al abonar las facturas reconoció –con cierto enojo– que ella misma paga «tarde y mal, pero queremos ser buen pagador», atajó el patrón. Una vez más, y con éste ya son tres los años, se sacó a relucir las posibles operaciones sobre el patrimonio inmobiliario más valioso de la CEA: su sede en Cartuja, el antiguo pabellón de África durante la Expo del 92. Vender, rehipotecar, explotación comercial... «Lo que sea más adecuado para monetizarlo». González de Lara deslizó que el inmueble tendría un valor estimado de 30 millones de euros, de ahí que sea un recurso clave para resolver una situación financiera que no dudó en tildar de «crítica». «Crítica» pero la CEA, apostilló, es «plenamente viable y en unos años conseguiremos el deseado equilibrio económico». 2013 fue un ejercicio de transición, 2014 será el de la estabilización. Javier González de Lara resaltó los esfuerzos y sacrificios realizados en la organización empresarial para  «ajustarnos el cinturón». No serán en vano, «saldremos fortalecidos». Su tesorera, Ana Alonso, detalló que, además del tijeretazo a la plantilla, se había emprendido otro en los salarios, junto con una «marcada política de austeridad». Los ingresos, agregó Alonso, «tocaron suelo» en 2013, hasta poco más de 3,1 millones –qué lejos quedan los años finales de la pasada década y los comienzos de la presente, cuando se superaba ampliamente la barrera de los 40 millones–, entre otras cosas por los impagos de las cuotas de los asociados (empresas que desaparecen o no pueden apoquinar). Teniendo en cuenta el muy difícil momento que atraviesa la organización patronal –González de Lara dixit–, el presupuesto para 2014 se limita a 2,8 millones, un 8,5 por ciento inferior al de 2013. El presidente, asimismo, acuñó un nuevo término para referirse al déficit: una «mochila» que es «estructural» –dijo–, y no coyuntural. Por tanto, se buscarán fórmulas adicionales de ingresos, «dinero nuevo». ¿Cómo? Con cuotas de «más socios» y recuperando las impagadas e incrementando su cartera de servicios para las empresas afiliadas, como los presentados en materia de financiación esta misma semana o los que ya están en marcha «respecto a la oferta formativa privada y la concurrencia a diversos programas europeos» y los patrocinios –por ejemplo, la Fundación Cajasol financió el evento de ayer–. «Una nueva CEA es posible», rezaban ayer los carteles.

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