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"La celebración de la desgracia me resulta sanadora"

La Casa Azul. El grupo virtual de Guille Mikyway vuelve con su tercer disco, ‘La Polinesia Meridional’.

el 29 dic 2011 / 11:35 h.

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Precedido por Tan simple como el amor (2003) y La revolución sexual (2007), acaba de salir al mercado La Polinesia Meridional, el tercer álbum de La Casa Azul, la banda imaginaria de Guillem Vilella (Barcelona, 1974), más conocido como Guille Milkyway, una "fantasía moldeable" cuyo único miembro no virtual es él.

Han pasado de nuevo cuatro años desde su último álbum y en este tiempo su público ha tenido entre medias, para no echarlo de menos, un recopilatorio para sus mayores fans, El sonido efervescente de La Casa Azul (2006) y La nueva Yma Sumac (Lo que nos dejó la revolución) (2009).

Pero Milkyway no ha estado parado durante todo este tiempo. Muy al contrario. Muchos han sido los trabajos en estos últimos años, desde la banda sonora de la película Yo, también, que le valió un Goya en 2010, a las exitosas sintonías para programas de televisión, programas de radio y campañas de publicidad.

De hecho, el pasado mes de septiembre se estrenó en 130 países diferentes de Europa, África, Latinoamérica y Oriente Medio la serie de animación Jelly Jamm, para la que Guille ha desarrollado el Jelly Sound y ha compuesto, producido y tocado más de 20 canciones para la banda sonora de la serie infantil.

Pese a todo este trabajo, lo cierto es que han pasado cuatro años desde que Guille Milkyway se hiciera muy conocido por intentar representar a España en el Festival de Eurovisión con La revolución sexual. Ahora vuelve con un disco "escapista" en el que alivia su tendencia al catastrofismo a base de melodías optimistas y sin prejuicios basados en la música disco y azucarada."La celebración de la desgracia me resulta sanadora", confiesa este artista catalán que no ve mal "cantar de forma despreocupada" sus penas y temores recurrentes, acrecentados por el contexto actual de crisis, como el miedo a morir, a que el sistema se derrumbe y se refunda en algo "desastroso" para su existencia, o, simplemente, a la incertidumbre.

Consecuencia de ese aparente contrasentido entre melodía y contenido, tan característico de La Casa Azul, ve la luz La polinesia meridional. El resultado es un álbum que apuesta a partes iguales por la evasión y por el enfrentamiento con sus temores más arraigados, una paradoja presente en el título. "La Polinesia meridional aparece en una de las canciones y además evoca el punto escapista. Las playas del sur constituyen una especie de irrealidad distorsionada, porque son playas, pero tienen nieve y hielo, y me parecía evocador", explica Milkyway. En cuanto al estilo, añade, ha "forzado la falta de prejuicios que identifica a La Casa Azul", mezclando "la cosa ruidosa de grupos de la escena independiente de finales de los 80, con la música de los años sesenta y la época dorada del disco de los setenta".

En defensa de este estilo musical, desechado a menudo por su aparente frivolidad, el catalán defiende que la crítica le parece "lícita", pero que "a cada uno le gusta lo que le gusta" y que el problema es aplicar "dogmas" o "verdades absolutas" al arte. "La música disco llevó a la pista de baile electrónica o protoelectrónica la canción absolutamente melódica y clásica. Es algo muy distinto de lo que sucede hoy en día en los clubes, donde se vive un retorno a la música tribal", opina este compositor, que reivindica la singularidad de "bailar a muerte una canción" y no "un ritmo a secas".

Ocupado en temas personales y proyectos laborales paralelos (entre ellos, ponerle música a la serie animada Jelly Jamm), Milkyway reconoce que es a este disco al que menos tiempo ha dedicado, aunque hayan transcurrido cuatro años desde su anterior álbum de canciones inéditas. El tema que dio nombre a ese trabajo le catapultó hacia una audiencia masiva y cerca estuvo de convertirle en el representante español en el Festival de Eurovisión, función que finalmente recayó en Rodolfo Chikilicuatre. "Eurovisión siempre me ha encantado y, casi como una broma, me vi inmerso en aquella locura mediática inesperada. Me sentí desubicado. No sé si fue perjudicial para mi carrera, pero lo fue para mi salud emocional y física", comenta el artista, que no se ve probando suerte de nuevo en estas lides, "al menos en un tiempo largo", dice.

El primer fin de semana de marzo, con el arranque de su gira en Valencia, tendrá oportunidad de comprobar los restos de aquella atención mediática súbita, aunque él asegure que es una persona "escéptica con el éxito". Tiene asumido que a pesar del revuelo despertado por su intento eurovisivo, lo que hace "siempre le va a interesar a una minoría".La Polinesia Meridional tiene una primera edición limitada en CD en un formato especial, la ya conocida edición espacial del álbum. Además, se está preparando una gira por salas y festivales de las que se irá dando fechas.

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