El Correo de América

La cercanía de la gente ayuda a integrarse

Colombia. Juan Sebastián y Armando son emigrantes. El primero vive en Sevilla por motivos familiares y el segundo, en Bogotá, por su trabajo.

el 09 ene 2015 / 13:09 h.

Lacercaniade-la-gente-ayuda Armando Rendón Sevillano licenciado en Derecho «Disfruto con todas las tradiciones» Armando Rendón, 42 años, se siente cómodo en Bogotá, aunque admite que echa mucho de menos a su hija,  familia, amigos y al Betis –risas–. Esta morriña no le impide integrarse en la sociedad bogoteña, donde disfruta de sus tradiciones, aunque critica que muchas son muy norteamericanas, «y estas no me gustan». Anima a visitar el país y dice a los más nostálgicos que en Bogotá hay una Giralda a imagen y semejanza de la de Sevilla: «La levantó un colombiano que se enamoró de Sevilla y decidió hacer una réplica en su casa». Juan Sebastián Perdomo Bogotano graduado en Administración y Dirección de Empresas «Donde fueras, haz lo que vieres» Juan Sebastián Perdomo, 25 años, es un joven de mundo. Le encanta viajar y conocer sitios nuevos. Su máxima es «donde fueras, haz lo que vieres». Por el trabajo de su padre además de vivir en Bogotá también ha residido en Lisboa, y por cuestiones de estudios estuvo un año en Londres. También ha vivido en Barcelona, una ciudad a la que en breve se trasladará para iniciar un proyecto laboral. De todos modos, no descarta en un futuro regresar a su Bogotá natal, «porque es una ciudad que tiene muchas oportunidades». SUS HISTORIAS Las historias de Armando Rendón, trianero en Bogotá, una ciudad con más de 7,7 millones de habitantes, y de Juan Sebastián Perdomo, bogotano en Sevilla –700.000 empadronados–, tienen muchas cosas en común por sus vivencias y sensaciones, aunque los motivos por los que emigraron no se asemejen en nada. Armando se fue a vivir a la capital de Colombia por motivos profesionales: «Debido a la situación económica de España, mi empresa para mantenerse con vida tuvo que readaptarse». Por ello, a principios de 2013, este licenciado en Derecho y máster en Relaciones Laborales coge las maletas y se traslada a Bogotá, donde es director para Latinoamérica de Dopp Consultores. Reconoce que fue «un reto» tras 12 años en la empresa, «pero estimaba que me tocaba a mí, además entendía que en lo personal iba a ser una experiencia muy enriquecedora». Y los está siendo, según admite. Juan Sebastián, sin embargo, llegó hace cuatro años y medio a la capital hispalense por motivos familiares. Su padre es el cónsul adjunto de Colombia en la ciudad y se trajo a la familia a vivir a España. El joven le acompañó para concluir sus estudios universitarios de Administración y Dirección de Empresas en la Universidad Pablo de Olavide, donde se graduó hace un año. Para mejorar su formación ha realizado un postgrado en Madrid de Marketing, Comunicación, Moda y Lujo. Estos dos emigrantes se sienten a gusto en las ciudades que viven y coinciden en destacar el carácter cercano y hospitalario de sus gentes. Unas cualidades que son imprescindibles para poder adaptarse e integrase pronto y bien en tierra extraña. En cambio, la visión que tiene cada uno de su actual residencia es bien distinta. Armando se queja del tráfico y de la falta de seguridad que sufre Bogotá, algo que echa de menos de Sevilla. Por el contrario, Juan Sebastián alaba de la capital hispalense lo bien cuidada que está y la belleza de sus edificios. Afirma que para él es todo un espectáculo contemplar por la noche desde los Reales Alcázares la Catedral y la Giralda, es una estampa «que se la recomiendo a todo el mundo. Cada vez que paso por ahí me paro como si fuese la primera vez». Este joven también reconoce que en Sevilla se vive más tranquilo y con más seguridad que en su ciudad natal: «Es muy controlable». Pero para romper una lanza en favor de Bogotá asegura que él nunca ha tenido problemas: «He salido con mis amigos sin que nunca me haya pasado nada», aunque admite que se tienen que tomar unas precauciones que en España no son necesarias. Una cuestión nada baladí del lugar en el que uno se instala es la gastronomía. El sevillano echa mucho de menos la comida andaluza y española, porque «soy muy sibarita». Se queja de que la colombiana no está especialmente desarrollada. De quedarse con algún plato típico local elegiría el ajiaco –un guiso preparado con trozos pequeños de carne, tubérculos y legumbres–, aunque también resalta la variedad de arepas –tortillas de maíz–, sin olvidarse de los «jugos» naturales. Juan Sebastián, sin embargo, está entusiasmado con la comida Mediterránea, asegura que le encanta. Entre sus platos preferidos en España se encuentran tres muy contundentes: la carrillada, la cola de toro y la pringá. La cocina de su país admite que está muy cargada de carbohidratos y que tiene mucha mezcla de sabores. A los dos les apasiona viajar y no han desaprovechado el tiempo para conocer el país en el que en estos momentos viven. Armando asegura que Colombia es increíble con «el Amazonas, el Parque del Tayrona, el Caribe, el Pacífico y ver ballenas, Gorgona…». En cambio Juan Sebastián admite que es urbanita, no es demasiado amante del campo, por lo que sus viajes se han centrado en visitar ciudades. Conoce prácticamente toda Andalucía, Barcelona, Madrid, Galicia, Salamanca, y Cartagena, entre otros puntos. Dice sin dudarlo que la capital que más le gusta es Sevilla: «Es un resumen de todas, tiene un buen tamaño y al mismo tiempo dispone de todo lo necesario: bares, restaurantes, discotecas, museos, teatros, arquitectura…». A pesar de que el mundo del campo no es para él, comenta que para relajarse suele ir a la zona de Ronda. Tanto Armando como Juan Sebastián alaban los progresos que se están haciendo en Colombia para lograr la paz y poner fin al conflicto con las FARC. Juan Sebastián destaca que ahora la guerrilla se concentra en puntos muy concretos de la selva, aunque recuerda que hace años llegó a estar asentada hasta en las ciudades. Los dos, por el amor que tienen a Colombia, desean que todo se solucione pronto y que se instaure la seguridad con la que se vive en España.

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