Economía

La cerveza también sirve de abono

Desde cómo extraer hidrocarburos de algas hasta fertilizantes cerveceros. Los dieciocho proyectos de investigación acogidos a la Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA) suman 16 millones de euros (Foto: Antonio Acedo).

el 14 sep 2009 / 20:59 h.

Desde cómo extraer hidrocarburos de algas hasta fertilizantes cerveceros. Los dieciocho proyectos de investigación agraria y agroindustrial acogidos a la Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA) suman un presupuesto de 16 millones de euros.

Extraer abonos de los residuos de la cerveza, mejorar la eficiencia de los invernaderos en tierras desérticas, vigilar la fermentación del aderezo de la aceituna de mesa a través de la temperatura o diseñar un medidor autónomo de la calidad del riego. Son cuatro de los llamativos dieciocho proyectos de investigación que, auspiciados por el campo y la agroindustria, están acogidos a los incentivos de la Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA).

En conjunto, esos trabajos, que inciden en las labores de I+D+I de un sector, el agroalimentario, considerado estratégico por CTA, suman 16 millones de euros de presupuesto global, de los que 4,4 millones se han recibido vía ayudas por parte de esta fundación privada promovida por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa y que en octubre pasado cumplió dos años.

¿Son muchos o pocos? Datos facilitados por CTA indican que esos 16 millones constituyen, aproximadamente, el 12% del presupuesto global para todos los proyectos hasta ahora aprobados, y los 4,4 millones de incentivos representan, a su vez, el 11% de la financiación desembolsada. En estos dos ejercicios, el campo y su agroindustria, cuya contribución al Producto Interior Bruto (PIB) de Andalucía rondará este año el 15%, han presentado 22 proyectos, en torno al 13% de los analizados por la Corporación.

"La agroalimentación está aumentando su protagonismo al formular proyectos, y así lo revelan las propuestas presentadas y acogidas a lo largo de 2007", comentan fuentes de CTA. Aunque los incentivos pueden alcanzar hasta el 50%, no todo el presupuesto es objeto de subvención, sino que ésta se ciñe, en exclusiva, a las partidas directas e inequívocamente relacionadas con la actividad investigadora. Un gasto corriente, por ejemplo, no entra.

De las 93 empresas que actualmente forman parte de CTA, cinco son agroalimentarias (Covap, Heineken España, Puleva Biotech -ésta muy vinculada a la investigación-, SOS Cuétara e Iberhanse). En principio, pocas. Sin embargo, otras ocho sociedades cuentan con negocios en el sector o prestan servicios al mismo, a saber: Caja Rural del Sur, que está ejerciendo un papel muy activo, Cajamar, Empresa Pública Desarrollo Agrario y Pesquero (DAP), la constructora Rafael Morales, Biomedal, Bionaturis, Ingeniatrics y Pevesa Peptonas Vegetales.

En lo estrictamente agrario, destacan los trabajos de investigación encaminados al mejor aprovechamiento del agua (regadíos) y los nutrientes, así como la tendencia a la colaboración entre empresas, siendo la Rural del Sur nexo de unión en ocho de ellos. En lo que a la agroindustria se refiere (ver información anexa), más variedad, desde el enriquecimiento de alimentos con componentes beneficiosos para la salud hasta cómo extraer hidrocarburos de algas, pasando por la detección de organismos genéticamente modificados (transgénicos) o los usos agronómicos y biotecnológicos del bagazo (los residuos, incluida la cáscara de la cebada) tras la elaboración de la cerveza.

CTA resalta que 11 de los 18 proyectos arrojan una cooperación entre firmas, "un factor que se valora especialmente a la hora de conceder los incentivos, pues es una forma de generar nuevas posibilidades de negocio para las empresas y de que éstas puedan afrontar grandes proyectos de I+D+I".

Hasta aquí, lo estrictamente agroalimentario. Sin embargo, entre las investigaciones en el ámbito de las tecnologías de la información (TIC), también hay participación de la agroindustria. Dos ejemplos: el proyecto desarrollado por Covap de la mano de Sadiel y AT4 Wireless sobre la identificación por radiofrecuencia al expedir alimentos, y el acometido también por la cooperativa cordobesa y Bionaturis para utilizar el suero lácteo como materia prima en el cultivo de organismos con aplicaciones biotecnológicas.

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