El secretario provincial de los socialistas sevillanos, José Antonio Viera, ha anunciado que en el primer trimestre de 2009 tendrá elaborada una propuesta para la constitución de una Autoridad única para el área metropolitana de Sevilla. La propuesta se elevará al Parlamento de Andalucía para darle rango legal y sustentará la creación de un organismo administrativo que coordinaría los servicios que se prestan en el vasto territorio de la Gran Sevilla. En principio, cualquier intento de aplicar criterios de racionalidad a la ordenación administrativa de la corona que rodea la capital andaluza debe ser bienvenida. Y si esta Autoridad única sirve como instrumento para la mejora de los servicios públicos, habrá que aplaudir su puesta en marcha, por mucho que implique la superposición de organismos a la estructura administrativa. Pero en este tipo de debates es importante no perder de vista lo sustancial, que en este caso es la gestión de servicios, haya o no otra administración más que se encargue de canalizarlos. Conviene no olvidar que la coordinación de los servicios metropolitanos ya no es tanto una asignatura pendiente como un proceso en marcha que está dando frutos. El consorcio de transportes ya ha empezado a poner orden en el enrevesado mapa de comunicaciones de la red metropolitana; el de vivienda está organizando ya las necesidades de suelo de 35 municipios y, mientras tanto, se están acometiendo los primeros pasos para la unificación de los servicios que prestan las empresas de agua. Hay, por tanto, avances, y éstos se completarán a finales de año, cuando se apruebe el Plan de Ordenación del Territorio de Sevilla (Potaus), que regulará el desarrollo socioeconómico de la Gran Sevilla para la próxima década. Si la Autoridad única aporta elementos de cohesión, mejor que mejor, pero lo que interesa al ciudadano no es que haya más administraciones, sino que le administren mejor. Y eso ya se está haciendo.
