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La crisis de la mujer de Del Valle obliga a la juez a aplazar su decisión

Isabel García, esposa del presunto asesino de Mari Luz Cortés, tuvo que ser trasladada ayer en la enfermería de la cárdel de Sevilla tras sufrir un ataque de ansiedad en plena declaración ante el juzgado de Instrucción número uno de Huelva. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 04:02 h.

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Isabel García, esposa del presunto asesino de Mari Luz Cortés, tuvo que ser trasladada ayer en la enfermería de la cárdel de Sevilla tras sufrir un ataque de ansiedad en plena declaración ante el juzgado de Instrucción número uno de Huelva. La jueza ha aplazado la decisión sobre su presunta implicación en el caso.

Pasaban las once de la noche, cuando la mujer de Santiago del Valle abandonó el Palacio de Justicia de Huelva en una ambulancia. Isabel García llevaba desde primera hora de la tarde prestando declaración ante el Juzgado de Instrucción 1 de Huelva por su posible participación en el crimen de Mari Luz. La mujer no aguantó la presión y sufrió un ataque de ansiedad mientras los abogados de las partes la interrogaban.

Hasta los juzgados se desplazó una ambulancia de Emergencias Sanitarias que la desplazó al módulo de enfermería de la cárcel de Sevilla, donde cumple condena por el encubrimiento de los abusos sexuales de Santiago del Valle a la hija de ambos. Isabel, que había ido a beber agua en mitad de los interrogatorios, fue presa de un ataque de nervios, después de estar casi cinco horas dando detalles de lo ocurrido.

Isabel García se había sometido con anterioridad a dos interrogatorios por el caso Mari Luz. Primero, el de los agentes de la Policía Nacional de Granada que el 17 de enero detuvieron por primera vez a Santiago del Valle. Después, en Cuenca, el 25 de marzo, cuando fue arrestada junto a su esposo y la hermana de éste, Rosa. A diferencia de estos dos -que están en prisión incondicional-, Isabel quedó en libertad con cargos.

Fuentes del caso aseguraron que, en líneas generales, la detenida ratificó ayer la versión que dio entonces. Aquel domingo 13 de enero en el que desapareció Mari Luz, el matrimonio se echó una siesta después de almorzar. Isabel se despertó sobre las cuatro de la tarde y vio que su marido no estaba en casa. Le buscó fuera del dormitorio pero no lo encontró y volvió a la cama. Tiempo después, el pederasta regresó con las botas manchadas de barro y frotándose las manos. Eran poco más de las cinco y media y, supuestamente, ya se había desecho del cádaver de Mari Luz, después de la que niña muriese en sus manos.

Isabel García, con una "personalidad notablemente influenciable y manipulable", cumple ahora en la prisión de Sevilla II la pena impuesta en 2002 y ratificada en 2005 sobre los presuntos abusos de su marido contra su hija, cuya sentencia explica que la participación de la mujer en los hechos es "clara", ya que "no sólo se realizan los actos lúbricos sobre su hija menor en su presencia, sino que no realiza ningún acto para evitarlos, contribuyendo a imputar los mismos, falsamente, a otra persona" y a pesar de que en alguna ocasión le dijo al acusado que no le hiciera eso a su hija, "lo consintió" y "nunca hizo nada para impedirlos".

A diferencia de lo que ocurrió a la llegada de los hermanos del Valle, el pasado 27 de marzo, a los juzgados de Huelva, la tranquilidad fue ayer la nota predominante. No obstante, la Policía Nacional de Huelva había dispuesto un dispositivo especial en los alrededores del Palacio de Justicia para que no se repitiesen los altercados, que se saldaron ese día con tres detenidos y tres periodistas heridos.

La declaración de Isabel García es un paso más en la instrucción del caso. El juzgado aún está pendiente de recibir las pruebas toxicológicas practicadas al cadáver de Mari Luz Cortés para completar los informes de las autopsias practicadas al cadáver. Tiene previsto levantar próximamente el secreto del sumario en este punto para que tengan acceso las partes.

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