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La crisis se pone flamenca y desploma casi todos los precios

La Feria de Abril está como el juego del a bolsa: los precios en las casetas tienden a caer, salvo el jamón, ese valor refugio que resiste la crisis y los churros, que vaciarán los bolsillos de los más trasnochadores. El consejo para volver a casa con dinero: platos de tortilla y refrescos, que bajan.

el 16 sep 2009 / 01:58 h.

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La Feria de Abril está como el juego del a bolsa: los precios en las casetas tienden a caer, salvo el jamón, ese valor refugio que resiste la crisis y los churros, que vaciarán los bolsillos de los más trasnochadores. El consejo para volver a casa con dinero: platos de tortilla y refrescos, que bajan.

Y es que los precios de las casetas, que antes subían y subían año tras año por encima del coste de la vida -al igual que el precio de la vivienda- se han topado este año con el pinchazo de la burbuja del salero -a ver quién gasta con alegría recién despedido o con un familiar en el paro-. Llevar la barra de una caseta deja de ser ese chollo que te desloma una semana y te permite pagar las pomadas todo un año, y ahora quienes las gestionan se tientan la ropa antes de hablar de negocio.

Ahí está Pepe Postigo, tras la barra de la caseta del Distrito Macarena: "Ya el año pasado [en el que los precios subieron una media del 10% en toda la Feria] me llevé lo comido por lo servido". Este año las materias primas que le suben son el queso, pero a cambio el jamón le entra más barato: "Pero no bajo el precio. Sirvo Jabugo en lugar de Salamanca", explica. Tal vez ésa sea la explicación de por qué los perniles curados de cerdo, a 10 euros el plato en este local, mantengan su escalada alcista, más inalcanzables que nunca para los clientes, aquí de clases populares, "que prefieren la tortilla, los pimientos y la fritura de pescado", aclara este mismo experto.

Los gustos son los mismos en la más exquisita caseta del Círculo Mercantil. Sus más de mil comensales sentados prefieren el pescado frito -el plato variado, a 22 euros-, indica el responsable de la barra, Esteban Jiménez. El jamón reserva especial, si se pide en mesa, sale a 24 euros/plato en esta caseta. Las gambas, uno de los valores fijos en la bolsa de la Feria, cuestan aquí unos 25 euros la ración. En otros sitios sobre 10 euros (la media da 14 euros, frente a los 15 que costaba el plato en 2008). Este marisco es uno de los alimentos afectados por la deflación, la caída de precios.

Pero no el que más: la tortilla pierde en un año el 37,50% de su valor, y el chocolate que acompaña a los churros el 34,75%, aunque los propios calentitos, para compensar, suben un 34%. Cosas de la economía doméstica para que las cuentas del negocio familiar cuadren.

Fuera de la comida, las atracciones de la Calle del Infierno son este año más económicas: los ponis pasan de costar cinco a cuatro euros, y los coches de choque, de 3,50 a 2,50. Casi todos los cacharritos salen por tres euros el viaje, con posibilidad de descuento para familias numerosas. Ninguna de las atracciones sube de precio. Las chucherías, tampoco. "No bajamos más el precio de los ponis porque son animales que tienen que comer y eso es mucho gasto", aclaran María Calero y Rosa Rodríguez, en la taquilla de uno de estos puestos.

Desde una de las atracciones de coches de choque, Rafael Aguilera se queja de que esta Feria no le podrá echar la culpa al mal tiempo ni a la falta de días festivos si el público no tiene ganas de darse topetazos. "No sé cómo responderá la gente", responde. Y colegas feriantes como Manuel Cabello, que vende turrón, lo tiene claro: "Este año hay un 40% menos de gente".

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