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La cruda realidad

Me temía lo peor para Antonio Álvarez. Se veía venir lo que ha pasado.

el 27 sep 2010 / 07:00 h.

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Empiezo a escribir recién finalizado el partido de Alicante donde el Sevilla ha perdido 2-0 frente al Hércules y ha ofrecido una penosa imagen. Desconocía en estos momentos si el presidente José María del Nido había llamado a capítulo a su director deportivo, Monchi, pero estaba seguro de que han evacuado consultas porque la imagen del equipo dista muchísimo de la que se esperaba con aquel ilusionante final de agosto en los partidos ante el Barcelona en la Supercopa de España y en el pase a Champions frente al modesto equipo portugués del Sporting de Braga. Me temía lo peor para Antonio Álvarez y mis temores se confirman pasada la medianoche. Ya no es el entrenador del Sevilla.

Sin identidad. Se puede jugar bien o mal en fútbol, pero carecer de señas de identidad, ir dando tumbos en cambios con poco sentido y dejando una imagen de equipo vulgar no es lo que se esperaba del Sevilla FC. Es cierto que dista mucho lo que se vende y lo que se compra. Que los aciertos de la secretaría técnica brillan últimamente por su ausencia y no digamos la ceguera a la hora de traer jugadores para el mediocampo. Todo es analizable ampliamente, pero cuando se juega mal, se dejan puntos ante equipos de la zona baja, el debate llega hasta el ocupante del banquillo, que es siempre el que paga los platos rotos. Fútbol es fútbol y el entrenador sigue o se va a casa dependiendo de los resultados. Mal momento y mucha zozobra se vive ahora en el Sevilla FC. ¿Lo arreglará Gregorio Manzano?

El Betis ya conoce el sabor de la derrota. El Betis de Mel sabe lo que es la derrota. No la conocía hasta ahora como compañera de viaje pero en Albacete le llegó porque olvidó todas las virtudes que tuvo el equipo cuando se alió con la victoria en las cuatro jornadas precedentes. Mal detrás, desbordado Belenguer, con poca capacidad para mandar en el mediocampo, con Emana sin saber dónde juega y sin aportar nada en el juego ni en el pase ni en el remate y hasta le faltó fortuna en el encaje del segundo gol albaceteño, que rebotó en un defensor. Dicen que a veces perder es conocer las situaciones que produce el fútbol y hay que saber sobreponerse a ellas. El Betis tiene que pensar que lo de Albacete no debe repetirse y que el camino es el que hizo antes de llegar a las tierras manchegas.

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